A prácticamente un mes del proceso electoral más grande de la historia de México, el Obradorismo se prepara para asumir la responsabilidad colectiva de dar camino certero a la Transformación de México. No estará AMLO en la boleta por primera vez en las elecciones del siglo XXI, pero estará la obra social y pública del dirigente tabasqueño como legado, programa vigente y disputa permanente por la Regeneración de la Patria. Esta no será una elección cualquiera, es un referéndum gigantesco para mandatar que siga y se profundice el cambio verdadero llevando por primera vez a una mujer científica, académica y humanista a la presidencia de México: la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, para que nunca más se presente un retroceso al pasado de corrupción neoliberal.
Las horas están contadas para el cinismo del PRIAN, los retrógradas que en las campañas electorales actúan con la máxima de «prometer no empobrece», están destinados al fracaso, ante un movimiento vigoroso que ha emprendido incesantemente la concientización del momento estelar de liberación que vivimos desde 2018. Nadie les cree a las promesas de ese sí un populismo rancio que no haya como llamar la atención desde los pantanos del total descrédito.
«Amor con amor se paga», es una frase que flota en el ambiente de las visitas casa por casa que realizamos los militantes o simpatizantes de la 4aT; a lo largo y ancho de la República se vislumbra el compromiso moral de reconocer el esfuerzo que ha hecho el primer presidente que ha volteado a ver a su pueblo en toda la historia reciente; la defensa de lo logrado con tenacidad alumbra la necesidad de nuevos logros en la perspectiva de un Estado de Bienestar con derechos sociales universales. Estamos presenciando un fenómeno político que quizá solo ocurre cada 100 años, como ocurrió con Miguel Hidalgo y José María Morelos, con Benito Juárez y los enormes reformistas, y con Emiliano Zapata, Francisco Villa, Felipe Ángeles, y Lázaro Cárdenas. Pero ahora con Andrés Manuel López Obrador y la Dra. Claudia Sheinbaum, una mujer a la luz del tiempo de mujeres que hará historia.
La guerra sucia sigue naufragando, aunque no se debe caer en la confianza o la autocomplascencia, pues los reaccionarios no descansan y siguen atacando, pero con más rabia y publicidad engañosa, ante el fracaso estrepitoso de sus intenciones. Esconden los nombres y logotipo de su partido en su publicidad engañosa, bajo el manto del marketing esconden la vergüenza de llamar por su nombre lo que representan: el viejo y mafioso PRIAN.
La voluntad que se exprese en las urnas debe ser abrumadora, de paso sería una gran lección que cúpulas de partidos traicioneros y parásitos como el PRD pierdan el registro. Pero lo esencial es no confiarse, recordar a todos el compromiso y la importancia de votar, como hicimos en 2018 convencer cada uno a 10 personas más, ayudar a los rezagados a convencerse de cuál es el mejor rumbo para que la Transformación se consolide.
En un mes, volvamos a llenar las casillas de votos, de un Pueblo organizado y vigilante, del anhelo de honrar la lucha obradorista y la hazaña de la unidad de nuestro movimiento. Se viene una nueva hora del Pueblo.