El camino y la toma de decisiones se simplifica para el Pueblo chihuahuense; después de falsas campañas en donde simulaban representar proyectos distintos, PRI y PAN por fin se quitan la máscara y se unen públicamente para detener el avance de la Cuarta Transformación en el estado grande.
Como fieles representantes del duartismo, los aprendices y beneficiarios del gobernador más corrupto en la historia de México unen esfuerzos por mantener en el poder y dentro de las instituciones a esta mafia que se ha enriquecido a costa del saqueo permanente y a gran escala de recursos públicos.
El riesgo de perder sus privilegios, su riqueza y, más aún, su libertad los lleva a realizar acciones desesperadas como las que hemos presenciado en el escenario político chihuahuense durante los últimos días. El abandono a los principios y documentos básicos de sus propios institutos políticos es lo de hoy. Ahora ni si quiera es importante para ellos el peligro que se les presenta incluso de perder el registro como partidos políticos ante la gran decepción que han causado en su militancia y simpatizantes.
Todo es más sencillo, ahora los chihuahuenses tienen claro los dos proyectos contrapuestos: el de los que añoran la corrupción, el dinero y el poder por el poder o el de quien representa la Cuarta Transformación y la única posibilidad de lograr un cambio profundo en Chihuahua.
