Las más recientes noticias que han retumbado las redes sociales respecto a la condena recibida hacia el gran “superpolicía” de Felipe Calderón, Genaro García Luna y los pleitos internos dentro de este grupúsculo servil a intereses transnacionales extranjeros, han borrado por completo el intento del PAN por “renovar” su dirigencia y la imagen que tienen ante sus militantes y simpatizantes.
Ha pasado de noche en redes sociales y en medios, la aburrida, cuadrada y gris campaña de uno de los líderes del cartel inmobiliario, Jorge Romero Herrera —con información confirmada por la propia Margarita Zavala en una entrevista para televisa hace unos años—.
Este personaje todavía no termina de entender las coyunturas, los escenarios políticos, la prospectiva, los números que arroja el PAN en territorio ni el momento delicado que atraviesa su organización; además, en su anhelo personal para salvar un poco la imagen del partido blanquiazul —que quedó mal herido en las elecciones del 2 de junio, representado por Xóchitl Gálvez— no tiene definido ni lo básico: un proyecto alternativo que le haga frente al que ya puso en marcha Morena y aliados.
Ese será el mayor error y el pecado original del PAN en el corto y medio plazo, no tener definido qué quiere, para qué lo quiere, con quién lo quiere y cómo lo quiere. Estos días fueron y serán claves para las aspiraciones personales de muchos en Acción Nacional, un partido por demás conocido por su cercanía al crimen organizado.
Ante la condena de 38 años por 5 cargos criminales que recibió el múltiple condecorado exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en el sexenio que todas y todos los mexicanos recordaremos por las ejecuciones atroces, los colgados en los puentes, las personas desplazadas en los estados más olvidados —donde jamás llegaron los programas sociales ni los apoyos gubernamentales—, las estafas de luz, las bardas que prometieron serían refinerías, los mil hospitales fantasma, las comitivas que robaban celulares en visitas oficiales a Estados Unidos, etc., que se “legitimó” tras un fraude electoral con una guerra simulada, se confirma que lo que inicia mal, termina mal.
¿Alguien esperaba un escenario de éxito después de que los panistas confabulados por los priistas pusieron en marcha uno de los fraudes electorales más perversos en la historia de México?
Queda la incógnita sobre qué pasará con todas esas condecoraciones que recibió García Luna. ¿Qué hará España para retirar la condecoración de la Orden del Mérito Policial con distintivo rojo por su “contribución en el combate del terrorismo en 2011”? ¿Qué hará el FBI para quitar el reconocimiento por las investigaciones y arrestos de fugitivos en 2004? ¿Qué hará la Policía Nacional de Ecuador que distinguió a la mano derecha de Felipe Calderón con la medalla Insignia Policía Nacional en reconocimiento a su valioso aporte y cooperación con las autoridades de ese país en 2005? ¿Qué hará la misma DEA que entregó un reconocimiento por la valiosa colaboración del preso Genaro García Luna por su colaboración en la lucha contra el narcotráfico cuando él es uno?
El Pueblo de México —y los pueblos de todos los países donde García Luna recibió condecoraciones, premios y reconocimientos— está en su derecho de saber qué pasará con todas estas premiaciones de juguete que no sólo mancillan el nombre de los países, sino que también llenaron con falsas narrativas a millones de personas.
Es que en verdad uno se ríe cuando lee que Genaro García Luna recibió el “Premio al Mérito categoría Excepcional” por parte del expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos. ¿Excepcional en qué? ¿En llevar una doble vida? ¿En servir al narcotráfico mientras el Pueblo de México le daba un salario? ¿En dejar operar al cartel de Sinaloa desde Los Pinos? ¿En triangular dinero desde un puesto de poder? ¿En utilizar su poder para amedrentar a la ciudadanía? ¿En dar informes llenos de paja, mentiras y números maquillados? Que nos expliquen desde Colombia, ¿qué vieron de excepcional en un delincuente de cuello blanco?
En septiembre pasado, distintos gobernadores el PAN reconocieron que su partido atravesaba por momentos difíciles, eso sin olvidar que, en las pasadas elecciones, su abanderada a la presidencia, Xóchilt Gálvez perdió ante la hoy Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, por casi 20 millones de votos, demostrando que la crisis institucional es seria.
En días pasados pudimos atestiguar la rencilla entre Marko Cortés, presidente del Comité Ejecutivo Nacional y el mismo Felipe Calderón, una tensión que pone en la mesa, cómo serán las relaciones dentro de los próximos días que se renovarán posiblemente los estatutos de ese partido para intentar llegar a nuevas poblaciones, aunque lo más consciente que puede intentar hacer es que ya no se les vayan más votos, que ya no se les fuguen más personas trasnochadas que imaginan que la derecha más rancia podría ser oportunidad seria de gobernar en México.
Los retos que tiene el PAN son similares a los que tiene el PRI. Desde luego, se ha demostrado que el gran fracaso que los unió, Claudio X. González es un pésimo estratega político. Si fuera el CEO de una de sus empresas, seguramente ya no tendría empleo, por los pésimos números que entregó en las últimas elecciones. Viene 2027 y se les avecina en el PRIAN –porque ya no cuentan con su hermanito PRD- unas elecciones intermedias que les podrían llevar a su última etapa como partidos políticos. No se ve en Marko Cortés seriedad institucional ni un proyecto político aterrizado a las necesidades de un México que inició una revolución consciente en 2018 y que, en 2024, confirmó estar en bienestar con ella. Nuestra teoría es, AMLO dinamitó al PRD y puso entre la espada y la pared al PRI, la Presidenta Claudia Sheinbaum, terminará poco a poco con el Acción Nacional.