Por: Emmanuel Moya
Falta muy poco tiempo para que el Presidente López Obrador termine su mandato, será el 30 de septiembre de este 2024 cuando dé su última conferencia mañanera y diga adiós a los mexicanos, pero antes de que se vaya, me gustaría decirle que realmente lo vamos a extrañar y creo que no sólo yo, si no la mayoría de los más de 30 millones de ciudadanos que votamos por él en 2018. Extrañaremos el estilo optimista y perseverante que lo caracteriza frente a los problemas que le presentan los periodistas a diario en las conferencias mañaneras de Palacio Nacional, su actitud y forma tan peculiar que tiene de atajar las situaciones adversas que se presentan en un país como México, con una población de 131.1 millones de habitantes según el Consejo Nacional de Población CONAPO (Consejo Nacional de Población, 2023) y con una gran desigualdad social que el mismo presidente ha logrado disminuir, reduciendo hasta en 8.9 millones de personas que se encontraban en la pobreza, según datos de la última Medición Multidimensional de la Pobreza 2022 que presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) con base a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2022 publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). (Secretaría del Bienestar, 2023)
Por lo anterior, creo que muchos de nosotros y me atrevo a decir que hasta opositores (aunque lo nieguen), nos acostumbramos a despertar todos los días para observar sus planteamientos y tranquilizarnos porque sabemos que tenemos un líder que sabe tomar decisiones y analiza bien los problemas para tener una solución. Sin embargo, a partir de octubre, también extrañaremos a esta persona que dice las cosas como las piensa, sabe tener cautela y rectifica u ofrece disculpas cuando se equivoca, por otra parte, deja un México con una base democrática sólida, muchos tenemos miedo de lo que pueda pasar no estando López Obrador, aún así, confiamos en que Claudia continuará con el legado de la Cuarta Transformación, aunque con su propia forma de gobernar. Además de lo anterior, él creó una nueva forma de comunicación diaria, con dialogo directo hacia la prensa y a la ciudadanía completamente en vivo, este sistema nos permite saber qué opina el presidente de viva voz sin admitir interpretaciones, salvo las que hagan los medios con posterioridad.
En otro orden de ideas, en su gestión llevó a cabo obras emblemáticas que, si bien apenas están empezando a funcionar, son necesarias para detonar el desarrollo económico de algunas regiones del país, sobre todo en el sureste, que nadie lo volteaba a ver, hoy en día es la zona con mayor crecimiento económico. Le doy las gracias al presidente porque independientemente de la infinidad de cosas buenas o malas que pudo dejar su tiempo como primer mandatario, no fue uno más del montón, al contrario, es y será recordado por muchos como uno de los mejores presidentes de México, su legado más valioso será el despertar de las conciencias que tanta falta hacía a los mexicanos, nos enseñó a alzar la voz contra los abusos de los oligarcas y no sólo los nacionales, sino de aquellas potencias extranjeras que por su poderío económico y militar se han entrometido en los asuntos que sólo nos compete a los mexicanos.
¡Gracias! a usted le digo, Presidente, por entregar su vida a la actividad política con tanta honestidad, amor, y pasión por nuestro país. Que Dios lo cuide siempre.
@emmanuel_moya_
Licencia en Derecho y Maestro en Políticas Anticorrupción. Constitucionalista y penalista. Especialista en seguridad.