Hablemos de sustentabilidad (I

Hablemos de sustentabilidad (II)

La oleada ambientalista que se apodera del debate público siempre da pauta para poner sobre la mesa cuestiones que deberían de ser la columna vertebral del paradigma de la sustentabilidad. Desafortunadamente, en el imaginario de algunos grupos sociales que militan con la idea del ambientalismo, la sustentabilidad significa la sustitución de energías derivadas del petróleo por energías limpias y la sustitución de productos de consumo por los mismos productos pero fabricados con materiales ambientalmente amigables, sin embargo no resulta tan simple y quizás para muchos puede llegar a ser incómodo, pues profundizar en el análisis supone cuestionarse el status quo, el cual es muy confortable para algunos individuos que ven con desprecio al señor que para ganarse la vida vende aguas en vasos de unicel con popotes de plástico.

No obstante no es posible culparlos del todo, la definición más popular de sustentabilidad innegablemente fue construida desde un enfoque enteramente occidental-capitalista y antropocéntrico, que invita a ser responsables en la satisfacción de las necesidades de la generación actual sin comprometer los recursos para las generaciones futuras, propone un enfoque transgeneracional pero no repara, salvo en breves textos, en las generaciones presentes que en este preciso momento no son capaces de encontrar satisfechas sus necesidades básicas.

Mahatma Gandhi acuñó una atinada frase que sintetiza el fondo del problema “hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia.» En otras palabras Barkin y Leff señalan que la sustentabilidad no se trata solo de medio ambiente y de justicia social, pues su deterioro y destrucción son inherentes al capitalismo, cuyo objetivo es la ganancia y tiende a subordinar cualquier otro objetivo.

Desde el privilegio es muy atractivo adoptar el discurso e identificarse con activistas que viajan en barcos cero emisiones y consumen comida vegana, pero es sumamente necesario hondar en el tema, porque si se continúa culpando a los individuos y creyendo que el cambio radica en la sustitución de materias primas, la idea de ser sustentable se queda en lo superficial y al final del día se terminará obteniendo el mismo resultado que obtuvieron los ambientalistas occidentales de la década de los 70s, a pesar de todo su movimiento la explotación de los recursos y las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron como nunca, de manera exponencial, en décadas posteriores.

Lo que es seguro es que el planeta no se va a acabar, ha estado en el universo durante miles de millones de años antes de nosotros y seguirá estándolo millones de años después, la vida se reinventa, la especie humana en su breve existencia es la que sufrirá más, pero esa breve existencia no es pretexto para ser indolentes y no ver que quiénes sufren con mayor impacto el deterioro ambiental, social y económico, son como siempre los más pobres, que sufren del saqueo de sus tierras y del encarecimiento de energéticos y alimentos, mientras los dueños del mundo continúan acumulando riqueza y explotando los recursos naturales sin estar dispuestos a pagar por ello.

Martha Cajigas. Maestra en Desarrollo Regional por el CIAD, A.C. Actualmente se desempeña en áreas relacionadas con políticas y programas federales para el desarrollo.

@marthacajigas

Otros textos de la autora:

-Hablemos de sustentabilidad (I)

 

Sobre el autor

Comparte en:

Comentarios