Cómo transmitir el agobio de una mente atormentada por el fracaso y la desesperanza.
Hildur Guðnadóttir, la compositora irlandesa a cargo de la banda sonora de Joker, ha dado en el clavo.
Sin mayor pretensión que la voz de unos cuantos instrumentos, lo más cercano a una orquesta de cámara, donde el violonchelo y las percusiones van acompañadas de mucha producción y una incursión electrónica envidiable, hacen del score un agazajo en el que la asfixia y la violencia reinan.
Texturas llenas de mensajes.
El violonchelo es un instrumento noble. Su voz es amable pero ronca. Con los virajes adecuados puede establecer un diálogo interesante con el contrabajo, pero Hildur no se fue por la vía fácil.
En una concepción muy romántica, el violonchelo, la voz de Arthur Fleck, es llevada al extremo grave y nos describe la delgada línea entre la cordura y el humanismo, la locura y el caos.
Lejos de lo propuesto para la serie Chernobyl, Joker se antoja más bien una propuesta acústica.
Si bien la electrónica está presente, sólo es un mero recordatorio de la evolución, atonal, disidente, de la mente de Fleck.
Es decir, me gusta imaginar que el violonchelo expresa los rasgos humanos que todavía es capaz de esbozar Arthur Fleck, pero que son devorados por el Joker, en voz de la distorsión electrónica.
Las cuerdas dan la apariencia de querer escapar de la cárcel del sintetizador, pero termina por ceder.
Guðnadóttir regala un soberbio leitmotiv muy nostálgico, lleno de una aparente dulzura que se ahoga en un cambio dramático al momento de raspar las cuerdas.
Quizá los tracks que pueden ejemplificar lo anterior son Bathroom Dance y A Bad Comedian.
Esto es lo más humano en la entrega melódica que Hildur expone. Escuche ambos y vea la distorsión.
A Bad Comedian
La melodía de Arthur Fleck es devorada en un perfecto diálogo entre cuerdas y distorsiones electrónicas, con algunos pulsos al timbal y otros instrumentos de viento y metales que dejan la sensación del final innevitable que dará paso al súper villano.
Tan sólo por estos dos pasajes musicales, Guðnadóttir debería recibir todos los premios especializados.
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Vaya capacidad de diálogo que tiene su música con la actuación de Joaquin Phoenix.
Con el score para Joker, a nadie le debe quedar duda que Hildur Guðnadóttir va directo al olimpo de los grandes compositores de música cinematográfica.
En su trabajo están los mejores sonidos de la escuela nórdica, con Jóhann Jóhannson, Ólafur Arnalds, James Newton-Howard, Hans Zimmer y Danny Elfman.
Hildur viene a dar esperanza de que la música ambiental y la narrativa no pueden estar peleadas, sino transitar a un mundo en el que su equilibrio sirva para complementar la imagen y lograr construir memoria musical entre los espectadores.
Emmanuel Carrillo. Editor formado en el periódico Reforma
y el semanario Proceso. Entusiasta de las bandas sonoras
y de John Williams. Me gusta el beisbol, pero no
el jamón serrano ni la arúgula.
@acarrillomo