IMG-20210621-WA0015

Historia de la vía plurinominal y la congruencia política de la 4T

Para entender las diputaciones de representación proporcional, plurinominales, que tanto se ha puesto en boca de todos, partamos de la historia… De ella  aprendemos en qué situación apremiante se han suscitado o no acciones que cambian la vida pública del país.

Recordemos los sucesos oscuros y de terror que se dieron bajo los gobiernos de Diaz Ordaz y de Luis Echeverría —por la masacre de los estudiantes del ‘68 y del Halconazo en el 71, respectivamente— a causa de exigencias sociales de los estudiantes, quienes especialmente pedían la democratización de la enseñanza, el aumento y control del presupuesto universitario por los alumnos y profesores, la libertad política, educación de calidad para todos (en especial para campesinos y obreros), mayor importancia y respeto a la diversidad cultural mexicana, apertura democrática, apoyo a la vida política sindical de los obreros y fin de la represión por parte del gobierno. Era una oportunidad para el gobierno de Echeverría de demostrar que no era como el de su predecesor, pero todo minó la confianza, la seguridad y la esperanza cuando se comenzaron a ver las patrullas en los alrededores del Casco de Santo Tomás. Así, el PRI consumó su camino a la perdición y de paso a la extinción.

De modo que José López Portillo había ofrecido en su discurso de toma de posesión una reforma política. El cambio de gobierno había dado una especie de tranquilidad a la sociedad después del fin de sexenio echeverrista, y las propuestas económicas del nuevo gobierno ayudaban a crear el clima de confianza necesario. Los empresarios disminuyeron su agresividad y los obreros hicieron lo propio. La guerrilla que había de por medio prácticamente fue desapareciendo con el pasar del tiempo, aunque hubo uno que otro acto que no pasó a mayores.

Si bien es cierto que López Portillo inició consultas públicas para empezar a discutir la que sería posible reforma, de ahí parten 2 propósitos que se tenían que cumplir: revitalizar el sistema de partidos y ofrecer una opción de acción política legítima, tanto a los que habían rechazado como a los que habían optado por la violencia. La reforma era tanto más urgente porque la apertura política de Echeverría se había visto recortada en su alcance al promover una reforma electoral limitada.

Así que hago énfasis en primer propósito: revitalizar los partidos políticos.

En un principio, se trató de apaciguar los ánimos de parte de los empresarios y de los obreros; sin embargo, no duró mucho porque con el gobierno de López Portillo se inició el camino hacia la crisis en puerta para su sucesor (Miguel de la Madrid) y que arrinconó a Carlos Salinas de Gortari. Con Portillo, la economía prácticamente creció con base en las exportaciones del petróleo, mientras que el resto de las permanecían estancadas. Si bien el petróleo hizo crecer el PIB, los desequilibrios persistieron y se acentuaron: gran inflación, crecimiento del déficit de la cuenta corriente, crecimiento de la deuda externa —37 mil millones de dólares en 1978, 71 mil millones de dólares en 1981—. Los síntomas de problemas económicos generados por el crecimiento petrolero fueron apareciendo a lo largo del sexenio. En medio del debate sobre la conducción del programa económico entre la Secretaría de Programación y Presupuesto y la Secretaría de Hacienda, se intentó recuperar el déficit con la puesta en marcha de una serie de impuestos que fueron aprobados por el Congreso, a pesar de la crítica panista. El Impuesto al Valor Agregado (IVA), surgido de la L Legislatura, así como el Impuesto sobre Adquisición de Inmuebles, el Impuesto sobre Automóviles Nuevos, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios y la expedición de las nuevas leyes de Impuesto sobre la Renta, Aduanera y Federal de Derechos, que se aprobaron por la LI Legislatura, trataron —además de modernizar la estructura impositiva del país— de obtener recursos adicionales. Sin embargo, los impuestos no solucionaron el problema y, en cambio, se convirtieron inmediatamente en un factor inflacionario. Situaciones y decisiones que golpearon al PRI por lo que, para revitalizar al partido, el gobierno tuvo que tomar una determinación sorpresiva el 1 de septiembre: la nacionalización bancaria, anunciada por López Portillo ante un Congreso estupefacto. Desde el punto de vista legislativo, la nacionalización de la banca fue motivo de un amplio debate al interior del Congreso; en efecto, ese fue el motivo real por el que se había hecho la creación de los plurinominales. Es cierto que ello conllevó a poner en órbita a partidos nacientes de la izquierda —tal como el PPS y el PARM; el PSUM de Arnoldo Martínez Verdugo; el PDM de Ignacio Gollaz; el PST de Cándido Díaz; el Partido Social Demócrata (PSD) cuyo registro era condicionado, y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) que también había recibido recientemente su registro definitivo con Rosario Ibarra de Piedra.

En tiempos de Miguel de la Madrid hubo una serie de irregularidades que le permitieron a Carlos Salinas de Gortari derrumbar la nacionalización de la banca y dar la bienvenida a la privatización de la misma dando inicio así al periodo neoliberal. Mientras tanto, en el Congreso persistió la ampliación de Diputados y a la vez de Senadores. Prácticamente tuvieron que pasar toda una década para que la izquierda peleara contra la derecha y su persistencia en mantener  al modelo neoliberal. Hasta 2021, un partido de izquierda progresista en el poder como Morena tiene el timón del país en manos de un Presidente progresista y con el corazón a la izquierda. Con él se han librado una serie de batallas para acabar con el modelo rancio y viejo que acabó prácticamente a todo el país, poniéndolo al borde del colapso; en pocas palabras: el Presidente Andres Manuel López Obrador está acabando con la privatización de la banca y regresando a la nacionalización para enriquecer al país con su crecimiento y desarrollo, optando con una estrategia clara y concisa que evita el despilfarro y promociona más el ahorro para el Pueblo y no de unos cuantos.

Hoy en día, la pregunta después de todo y tomando en cuenta que existen solo 2 corrientes políticas —la izquierda y la derecha—, sumado al trabajo estratégico y calculado del Presidente, es: ¿sigue siendo viable la ampliación de diputados y senadores? En lo personal, creo que no. Ya que no va con la política que del Presidente López Obrador y, por congruencia, me parece más que acertado la propuesta de eliminar los plurinominales.

Primero los pobres. Austeridad, sí.

Sobre el autor

Comparte en:

Comentarios