Ciudad de México a 16 junio, 2025, 19: 23 hora del centro.
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Humanismo contra 40 horas, ¿reforma contra reloj?

Tras el anuncio del Gobierno de México acerca de que se daría inicio al proceso formal para implementar la jornada laboral de 40 horas semanales de manera gradual para lograr la meta en el 2030, surgieron diversas reacciones entre los sectores de nuestro país; entre las que destacan la dignificación del tiempo de trabajo, libertad de recreación y justicia social. Sin embargo, también se ha hablado de la dificultad para hacerlo posible, las presiones empresariales y la práctica real del cómo funcionaría en su aplicación.

Si bien la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, no ha negado que esto será una realidad, en el terreno de las reformas estructurales la ideología humanista se ha topado con paredes que nuestras y nuestros representantes deberán de romper. El caso de la jornada laboral es un claro ejemplo, pues mientras se exalta el papel del trabajador como protagonista, aún no se le garantiza el recurso más valioso: el tiempo.

La Cuarta Transformación tiene una visión humanista, progresista e inclusiva con la que el gobierno ha venido trabajando y articulando con múltiples sectores priorizando la justicia social, la igualdad de oportunidades y los derechos universales. Este nuevo paradigma implica un cambio en el modelo económico, que priorice el bien común; es decir, que vea no solo por el crecimiento sino también por el desarrollo.

Es aquí donde juega un papel fundamental el sector empresarial, que durante el gobierno en turno ha cooperado y trabajado en conjunto para el avance continuo del Plan México, que involucra a sectores como el industrial, energético, comercial, manufacturero, etcétera… Sin embargo, no ha cedido a establecer una jornada laboral menor a 48 horas semanales de manera inmediata.

Si bien, el trabajar cuarenta horas semanales traerá múltiples beneficios en la población mexicana, una de las mayores preocupaciones del sector empresarial recae en los tiempos de producción y trabajo, que no fueron creados para tal reducción y, por lo tanto, deberán adaptarlos. Se trata en realidad de las cadenas de suministro, especialmente en las maquinarias que están cronometradas. Además, durante mucho tiempo México ofertó como ventaja competitiva jornadas intensivas de trabajo pagadas a bajos costos y alta rotación, lo que implicaría un cambio en lo que se oferta respecto a la mano de obra, sustituyendo así las jornadas intensivas con tecnología y valores agregados que compensen con resultados efectivos.

Muchos de estos argumentos encierran en el fondo una visión estructural y económica que reduce a las y los trabajadores como variables económicas, invisibilizando así el principio humanista de su dignidad intrínseca.  A pesar del respaldo social y legislativo que ha tenido la reforma, esta ha sido postergada debido a estos impedimentos que, además de retrasar su implementación, dejan a la población trabajadora en la expectativa y posiciona el tema como un blanco de crítica constante.

A pesar de ello, la implementación de la jornada laboral de 40 horas no será imposible para el gobierno de la 4T. Países muy distintos entre sí como Alemania, Noruega, Dinamarca, Francia, Italia, Portugal, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Ecuador, Venezuela y Argelia, ya implementan la jornada laboral de 40 horas con sus respectivas adaptaciones. Mientras que hoy, parte de América Latina recién se apertura mesas de trabajo para discutir el asunto, tal es el caso de Argentina, Brasil y Colombia. Por otro lado, aunque en Chile la reducción de 45 a 40 horas fue aprobada en 2023, se ha estado aplicando de manera gradual y paulatina, tal y como se plantea hacer en México.

Lo cierto es que, no es posible una transformación con justicia social sin transformar las condiciones de trabajo actuales. Todavía falta camino por recorrer en este ámbito, iniciando con la jornada laboral, y teniendo pendiente un mayor aumento al salario mínimo, más días de vacaciones y mayor regulación y ampliación de los derechos laborales. Todos estos son, sin duda, aspectos que representarán un reto para la aplicación del nuevo modelo económico, y en los que deberán trabajar los gobiernos que darán continuidad al Segundo Piso de la 4T.

Ceder a las 40 horas laborales es ceder a una reconfiguración de la relación capital-trabajo. No se trata entonces de un humanismo mexicano vs. la jornada laboral de 40 horas, sino de un humanismo mexicano que está adaptando un nuevo modelo económico de manera paulatina y gradual, y que deja atrás las prácticas neoliberales que explotan a las y los trabajadores.

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