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Humanismo Mexicano: nuevo modelo político-social en gobiernos locales

El Humanismo Mexicano es un nuevo modelo político, social y económico, cuyos ejes principales son la ayuda mutua, la honradez, la honestidad y la identidad del Pueblo de México. Tiene sus raíces en las culturas milenarias y pretende implantar una nueva consciencia colectiva en la cultura de las y los mexicanos.

Este modelo no nació de la nada; el Obradorismo como fuerza ideológica sentó las bases para cambiar la manera de hacer política. A través del lema “No mentir, no robar y no traicionar al Pueblo” el gobierno ha basado su política pública; sin embargo, se necesitaba de algo que impulsara desde la raíz la llamada revolución de las consciencias, algo que no solo fuera político, sino que englobara lo social, lo cultural y reforzara el arraigo y sentido de pertenencia y dignificación con las culturas milenarias que dieron origen a nuestra historia. Es así como nace el humanismo mexicano.

Ahora bien, su implementación no será tarea fácil para el gobierno federal, pues con un entorno global cambiante y una ola mediática que se inclina hacia la infodemia, la estrategia para su implementación tiene que estar bien planificada y asegurar que llegue a los gobiernos estatales y locales por medio de la articulación del Plan Nacional de Desarrollo y por supuesto, a través de la estrategia nacional del Plan México.

Es de resaltar que las viejas prácticas gubernamentales ejercieron un gobierno lejano al Pueblo de México, optaron por la privatización estatal y se aliaron con el crimen organizado, establecieron relaciones de complicidad con los poderes fácticos y abandonaron a los gobiernos locales. Todo esto implantó miedo y repudio hacia la política, dejando una perspectiva hacia esta de opulencia, corrupción y privilegios. Es por ello que hoy corresponde a los gobiernos de la 4T cambiar la manera en cómo solía ser vista, y esto sólo se logrará de una manera: “Con el Pueblo todo, sin el Pueblo nada”.

La importancia del gobierno local radica en que es el primer contacto gubernamental con la ciudadanía en la que se pretende incidir y transformar, es el nivel de gobierno que asegura la interacción inmediata con el Pueblo de México; por ello, para su implementación debe existir una estrategia no solo eficiente desde el presupuesto que se le asigna a cada demarcación, sino también con la  administración de este en la estrategia cultural, medioambiental y educativa, así como  con una efectiva vigilancia y fiscalización del ejercicio de la función pública.

En las presidencias municipales y alcaldías se deberán tomar decisiones asertivas y elegir la ruta más eficiente con la que se atenderán las necesidades sociales, cabe resaltar que esta ruta deberá estar estrechamente conectada con los gobiernos estatales y estos a su vez, con el federal, pues si en lo local al ser el primer contacto con la ciudadanía no es efectiva, menos lo será de manera inversa.

Es responsabilidad de las y los actores políticos adquirir una formación humanista y transformadora, basada en los principios de no mentir, no robar y no traicionar al Pueblo, ejercer con autoridad moral y coordinar mecanismos que permitan aplicar el modelo del humanismo mexicano en el territorio para que este llegue a las colonias, a las escuelas y a cada rincón de los municipios. Los gobiernos locales deben ser más de territorio y menos de escritorio.

Así pues, es deber de cada representante popular y funcionarias y funcionarios públicos dar resultados que comprueben que se está trabajando con los planes gubernamentales, así como servir al Pueblo con principios y valores éticos y, sobre todo: humanistas. Sólo así se fortalecerán los lazos y el tejido social en las comunidades.

Las y los servidores de la nación tendrán una tarea vital: Hacer que nadie se quede fuera de los programas sociales que por derecho y tras una incansable lucha por cambiar el rumbo de nuestro país, hoy les corresponden a todas y a todos.

En conclusión, se necesitará de la articulación con diversos sectores sociales y de una activa participación por parte de la militancia para lograr que este modelo llegue a todos los municipios y alcaldías. La convicción será factor clave para su consolidación. El Humanismo Mexicano será el canal que hará que esta nueva era de la revolución de las consciencias sea recordada en la historia de nuestro país como el modelo político, social y económico que le devolvió la libertad, la justicia, la dignidad y el bienestar al Pueblo de México.

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