El viernes primero de marzo arrancó oficialmente la campaña de la próxima presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. Lo digo así de claro y directo porque a estas alturas de la vida pública de México, la señora X. —candidata de los conservadores— no alcanza a la científica morenista rumbo a la contienda presidencial de 2024, no hay manera y las encuestas serias lo confirman.
Para empezar, Sheinbaum representa la continuidad del proyecto humanista que inició e impulsó el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y que tiene una rotunda aceptación en el México actual y para rematar, ella tiene su propia trayectoria —bastante destacada, por cierto—, como jefa de Gobierno de la Ciudad de México dando extraordinarios resultados, reconocidos a nivel mundial.
La Dra. Sheinbaum Pardo, ante un zócalo abarrotado por 350 mil personas que llegaron de todo el país a la ciudad de la esperanza, presentó su proyecto de nación con 100 puntos y afirmó que después de este sexenio que aún no concluye son notorios los resultados positivos y la Transformación del país.
La candidata obradorista señaló que el pueblo cuenta ahora con derechos constitucionales que garantizan el bienestar de las familias mexicanas, como son los programas sociales y las pensiones para adultos mayores, el apoyo a las juventudes, a los sembradores, campesinos, campesinas, el incremento al salario mínimo, la reducción de la pobreza a nivel nacional, la construcción de aeropuertos, trenes, megaproyectos, todo este progreso sin nueva deuda y sin alza de impuestos.
Ella asume continuar con ese nuevo modelo humanista de desarrollo, el proyecto de la científica es un programa de continuidad sobre los cimientos que deja AMLO. Me emociona mucho que de forma contundente la Dra. se pronunció contra el intervencionismo y contra la subordinación al poder económico y a cualquier poder político ajeno del pueblo, ella también gobernará bajo la máxima del humanismo mexicano «Por el bien de todos, primero los pobres», se seguirá atendiendo la ley de austeridad republicana y se seguirá condenando desde el gobierno al clasismo y al racismo. Por supuesto la lucha frontal contra la corrupción continuará, así como la lucha por la igualdad, por las comunidades indígenas y afromexicanas.
Un sello particular de la Doctora: irá por la simplificación y digitalización de trámites poniendo la tecnología al servicio de la gente, gran triunfo que obtuvo en su paso por la jefatura de gobierno. Fue muy claro también, que para ella la educación pública es un eje fundamental para abordar en su sexenio, así que se comprometió a llevar a nivel nacional el enorme logro que tuvo en la ciudad con el apoyo a las infancias «Mi beca para empezar», que proporciona apoyo económico a niños y niñas —inscritos en escuelas públicas— de preescolar, primaria y secundaria. Este programa fue premiado por la UNESCO y, además, lo llevó a rango constitucional plasmándolo en la constitución de CDMX.
Qué tranquilidad que hay relevo generacional para el mejor gobernante contemporáneo de México, hay relevo y es mujer, progresista y honesta. Además, sigue el relevo, ahí no para, también llega Clara, que es otro cuadro igual de valioso que la próxima Presidenta. ¡Qué mujeronas en la izquierda de nuestro país!