Pluma Patriótica

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Importancia del Instituto Nacional de Formación Política

Al gran Enrique Dussel se le recuerda por muchas cosas, recientemente por aquella frase que hace eco en la militancia de izquierda que fundó morena: el partido debe ser una escuela de política, no una maquinaria electoral. El eco de estas palabras retumba en una acción concreta y trascedente que tuvo el partido, que es protagonista rumbo a la definición de candidaturas, y que desde hace mucho es la esencia del movimiento organizado por medio de la revolución de las conciencias. Me refiero al Instituto Nacional de Formación Política.

Liderado por Rafael Barajas “El Fisgón”, el INFP se encarga de dar vida orgánica a morena. Por medio de plataformas digitales cada día capacita a miles de militantes, simpatizantes y ciudadanos que quieren saber sobre historia nacional, de la administración pública, sobre campañas electorales, entender por qué surgen los movimientos sociales, cuáles fueron las motivaciones para fundar el partido político del que sienten identidad. También hay clases presenciales en las oficinas estatales, con especialistas locales y entusiastas con formación en algunos tópicos. Para muchos el instituto es el primer acercamiento a la vida orgánica, al ejercicio de la militancia más allá de las interminables y complicadas campañas electorales.

Una serie de reformas estatutarias han dotado de mayor protagonismo a la escuela de cuadros. Quienes aspiren a ocupar un espacio de representación popular por morena deberán acreditar el Curso Básico de Formación Política y el curso que mejor se ajuste para sus pretensiones, ya sea para ocupar un espacio en los gobiernos ejecutivos o para el ámbito legislativo. Ello ha propiciado que la demanda de cursantes aumente, pero también que se vea este esfuerzo de concientización como una papelería que imprime pases a diestra y siniestra.

La formación política es más que un requisito para obtener candidaturas. En el Instituto lo saben tan bien que el Fisgón no se cansa en reiterar que la revolución de las conciencias es la esencia de su creación, y que las candidaturas son coyunturas que no pueden soslayarse, pero sí asumirse con integridad, decoro y seriedad. Ahí la pertinencia de que aspirantes y suspirantes deban pasar por sus filas: algo bueno debe quedarse.

Todos los partidos políticos quieren tener un Instituto Nacional de Formación Política. Es, sin lugar a duda, uno de los esfuerzos más nobles que la izquierda institucional ha realizado en los últimos 20 años. Su concepto es popular, cualquiera puede tomar los cursos. No hay criterios elitistas para formar militantes privilegiados que guíen a las masas ignorantes. La horizontalidad es sinónimo de la sociedad tan diversa que es México y que el partido movimiento aglutina. Por ello tienen cabida adultos mayores, activistas, jóvenes, estudiantes, profesionistas, trabajadores del sector público, profesores, gente del campo. Tan solo basta con acercarse a las oficinas estatales de morena para formar parte de las clases, o conectarse desde algún dispositivo vía internet.

En el Instituto Nacional de Formación Política se cristalizan los anhelos de Enrique Dussel. Tiene mucho que mejorar, pero hoy es la instancia que más acompaña al partido y a sus primeros militantes. El INFP fortalece la identidad de sus alumnos, los capacita en cuestiones prácticas como la conformación de los equipos de campañas y en materia de derecho electoral, también toca temas relacionados a las ideas, al análisis de coyunturas y aborda ejercicios de correlación de fuerzas. El conocimiento es poder y solo tiene sentido cuando se democratiza, así lo hacen los capacitadores del instituto.

En los estados se les encomendó la responsabilidad a los Secretarios de Educación, Capacitación y Formación Política. Poco a poco, y también mucho a mucho, se crean estructuras para atender las ciudades y pueblos que no son capitales, donde las montañas y las bahías impiden el acceso a internet. Es cuestión de tiempo para que adquiera mayor protagonismo, si eso es posible, en un escenario posterior al mandato de López Obrador. Que nos dure muchos años más.

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