Jorge García
Tomando en cuenta que lacerantemente desde hace más de 12 años en México inició una cruenta guerra entre grupos delincuenciales, autoridades corruptas y un régimen de gobierno criminal, impune, con una legitimidad y legalidad hecha añicos, ineficiente y en agonía, podemos apuntar al trasladarnos al presente con un cambio democrático de régimen de por medio, que sí ha existido un giro a la baja de esa ascendente línea de muerte y destrucción, ya que hoy en día está documentado en datos oficiales que el Índice de letalidad en enfrentamientos entre criminales y fuerzas militares (agresores detenidos vs. Agresores fallecidos/heridos) ha ido descendiendo.
En esencia el número y porcentaje de agresores muertos/heridos en enfrentamientos contra la recién creada en 2019 Guardia Nacional (para empezar a enfrentar el duro problema de inseguridad pública heredado por el anterior régimen canalla al actual gobierno progresista), ha empezado a disminuir con la la llegada del Presidente AMLO a Palacio Nacional.
Hoy hay más detenidos que fallecidos contrariamente a lo que pasaba antes (en donde el índice de letalidad era muy superior al actual además de la constante violación de los DDHH), lo que también nos lleva a una aún inaceptable cifra de homicidios de personas inocentes (no daños colaterales como inhumanamente les llamó Calderón y la derecha ignorante), que empieza, con mucho dolor en el proceso, a ralentizarse. Ello considerando ese brutal contexto de ascendente violencia que se fue dando año con año a partir del inicio de la –sin ningún diagnóstico, planeación, ni estrategia en pos del bien del país– guerra desatada por Calderón en 2006.
Por ello y por primera vez en años ha empezado a desacelerarse esa ola de sangre que aún queda en un punto de inflexión muy alto (ya que estamos hablando no sólo de cifras sino de vidas humanas), pero que deberá seguir reduciéndose en los próximos años.
Este avance en el respeto a los DDHH de parte de las fuerzas armadas mexicanas es gracias al liderazgo, a la nueva visión y estrategia integral de seguridad pública (mucho más preventiva y disuasiva que sólo punitiva de la Guardia Nacional), de combate a la corrupción e impunidad, de inteligencia financiera, de reconstrucción del Estado de derecho y de renovar el sistema penal, de justicia y sobre todo el atender las causas estructurales del delito (con empleos bien remunerados, salud, educación, deporte, cultura y reinserción social) de parte del Presidente AMLO, su gabinete, el Legislativo (con una mayoría simple progresista) y el Judicial (con un ministro presidente de la SCJN honesto como Arturo Zaldívar que libra una batalla interna para recuperar el PJF a favor del pueblo), y también con un rescate paulatino de las instituciones públicas encargadas constitucionalmente de velar por la vida de lxs mexicanos.
Finalmente y no menos importante de señalar la cobarde violencia machista y misógina es un grave cáncer a eliminar por completo de nuestra sociedad (así como el racismo, el clasismo y la homofobia). Ante ello y como una acción concreta de política pública el Presidente Andrés Manuel debe corregir y ajustar para continuar con su agenda transformadora, por lo cual tiene que ser inclusivo y entre otras acciones vitales debe dar un giro e impulsar la Ley de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en todo el país. Ojo: los abortos clandestinos son una de las principales causas de muertes de mujeres en México, por lo cual no sólo es un asunto de salud pública sino también de justicia social, por ello el INSABI, posterior a la aprobación de la ILE, tendrá que brindar la atención médica gratuita, de calidad e integral a las mujeres que han ganado el derecho a decidir en libertad en toda la república mexicana.
Jorge García. Politólogo y Gestor Social. Simpatizante de la #4T.
Twitter: @JorgeGarciaG26