Con alegría y satisfacción por tener la oportunidad de iniciar el 2025, resulta imperativo reflexionar sobre nuestra vida y contexto, ya que en esta época se tiene tendencia a evaluar lo sucedido durante el año anterior —dimensionando lo logrado— lo que resulta bastante agradable para la gran mayoría de los seres humanos, pero también se concibe como un periodo con gran tendencia a identificar aquello que no resultó como esperábamos o planeamos, lo que conlleva una gran complejidad y puede generar sentimientos y situaciones adversos. Por ello, tras la euforia de las festividades de fin de año, el comienzo uno nuevo se percibe como una época en la que solemos hacer balance de lo que queríamos conseguir durante el año recién concluido: tanto lo logrado y lo que tenemos, como nuestras metas no conseguidas… lo que hace falta en la vida de cada uno/a, así como a dónde queremos llegar a corto, medio y largo plazo, tanto en nuestra vida personal como profesional.
Diversos autores han aportado —después de plantear numerosos argumentos y casos al respecto— que para poder lograr cambios en nuestra vida, debemos primero comenzar por cambiar nuestra actitud, afirmación que respaldan con el fundamento de que si queremos que algo cambie, pero nuestra actitud es la misma, nunca lo conseguiremos.
Planificar nuestro año es siempre una buena decisión, pero demos cuidar hacerlo de forma correcta, pues muchas veces por querer alcanzar mucho, no establecemos prioridades o simplemente nos dejamos llevar por un impulso. Y nada como una actitud positiva, lo que nos permitirá afrontar los problemas con entereza y encontrarles solución lo más rápido posible, abrir nuestra mente a nuevos caminos… dejar entrar en nuestras vidas formas nuevas y diferentes de hacer las cosas —aunque nunca antes nos lo hubiéramos imaginado— adaptarnos a las circunstancias, trabajar para mejorar con base a lo que tenemos en el momento y no esperar a que las cosas cambien, sino hacer lo que se requiera para cambiarlas nosotros/as, pues ante todo, una actitud positiva significa tener siempre presente —decretar, pues— que lograremos lo que nos propongamos. Hay que desterrar de nuestra forma de pensar el «no puedo», porque como seres humanos somos capaces de reinventarnos y de lograr nuestras metas.
Para avanzar en la Transformación —personal, familiar, social— es importante aprovechar el comienzo de año, temporada en la que, por lo regular, nos invade una sensación de euforia y empoderamiento. Lo anterior, se conoce como efecto del nuevo comienzo y fue analizado por Katherine Milkman, quien a partir de sus investigaciones sobre qué significa “año nuevo, nueva vida”, encontró la razón por la que solemos plantearnos nuevas metas cuando nos encontramos ante una fecha importante en el calendario, como el año nuevo, que nos inspira a cambiar nuestro comportamiento, brindándonos una dosis extra de energía y motivación. Este fenómeno sienta sus bases en una creencia muy arraigada en la mayoría de nosotros/as, que relaciona los nuevos comienzos con oportunidades de cambio y crecimiento personal, por lo que consideramos que el ciclo que recién inicia con el año nuevo puede convertirse en una excelente oportunidad para recomenzar. En todo caso, la posibilidad de hacer borrón y cuenta nueva resulta muy tentadora. Por eso, convertimos cada año nuevo en un punto de inflexión en el que tengamos una nueva posibilidad para trabajar en nuestros sueños y metas.
Al margen de conocer y compartir las metas que en este año nos hemos trazado —que casi puedo adivinar se relacionan con mejorar nuestra imagen, ahorrar, modificar conductas negativas, acercarnos a nuestros seres queridos, entre algunas otras— deseo terminar este texto permitiéndome recomendarles incluir en sus metas personales el lograr tener una actitud propositiva en este inicio de año; y en especial, tener siempre claro, en un primer término, la importancia de la honestidad, gratitud, respeto, solidaridad y lealtad, y en segundo lugar, asumir el compromiso de demostrar curiosidad e interés por aprender: leer, preguntar, escribir, escuchar… con la convicción de que jamás debemos anclarnos en el pasado, pues por difícil que parezca pensarlo,- y más aún lograrlo— poco a poco, como personas y como sociedad, debemos generar un contexto progresista, en el que avance la transformación que nuestro país tanto demanda. En palabras de Ch. González, el 2025… “Puede ser un año especial, o sólo un año más que añadir a la lista. Puede ser un año de objetivos alcanzados o un año más de estancamiento personal. Hay cosas que pueden influir este año, pero al final, todo depende de nosotros, de nosotras mismas”.