De represiones, garrotes y congruencia

«Tus actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras».
Stephen Covey

Esta semana el debate en las redes sociales nos permitió desvelar la hipocresía más pura en las principales figuras de la oposición y del oficialismo. Tres acontecimientos, particularmente, marcaron la agenda de discusión y se mantuvieron en tendencia sobre todo en Twitter: la aprobación de la #LeyGarrote en Tabasco, que busca castigar la protesta social en lugares donde se construyen obras públicas o privadas; la represión contra usuarios del transporte público que se manifestaron en Jalisco ante el aumento de la tarifa, y la represión de la alcaldesa de San Jacinto en Oaxaca, que utilizó policías y gases lacrimógenos para disolver una manifestación en su contra.

El lunes las redes sociales ardían con el hashtag #AlfaroRepresor. Si bien es cierto que la medida que tomó el gobernador Enrique Alfaro de mantener el aumento a la tarifa del transporte público en Jalisco ocasionó mucha molestia entre los jaliscienses que salieron a protestar, también es verdad que desde el poder estatal se equivocaron en la forma de atender las manifestaciones. Los videos que circularon en redes sociales fueron verdaderamente preocupantes en cuanto al actuar de la policía.

Los principales opositores a Alfaro en Jalisco y sus aliados en todo el país, principalmente actores que coinciden con la 4T, inflaron el enojo por la forma en que se atendió el conflicto y exigieron, desde la comodidad de las redes sociales, que Alfaro renunciara por las evidentes violaciones a los derechos humanos. Mientras esto pasaba, los principales opositores al nuevo régimen callaron sobre lo que ocurría en Jalisco. Periodistas, intelectuales y líderes de opinión se hicieron de la vista gorda.

Al día siguiente se dio a conocer un video donde la alcaldesa de Morena en San Jacinto, Oaxaca, disolvió una manifestación en su contra utilizando a los policías municipales, que a su vez hicieron uso de gas lacrimógeno. Allí las voces que fustigaban contra Alfaro callaron, mientras que los críticos de Morena y del presidente exacerbaron lo ocurrido en aquel pueblo.

Otro de los principales temas de la semana sin duda alguna fue la discusión y aprobación de la #LeyGarrote en el congreso de Tabasco, una iniciativa del gobernador de Morena Adán Augusto López Hernández, que castigará con hasta 20 años de prisión a quienes se manifiesten, protesten o boqueen los accesos en trabajos de obras públicas o privadas. Por más que el gobernador, el residente y los diputados locales hayan argumentado que esta medida tiene la finalidad de acabar con la extorsión, a estos políticos de izquierda se les olvidó que el derecho a la protesta ha sido una de las principales banderas que han defendido a lo largo de la historia.

Se les olvidó también que ha sido gracias a la manifestación pública, al derecho a protestar, que es como lograron dar marcha atrás a iniciativas y políticas abusivas que en su momento la izquierda criticó.

La polarización política en ambos extremos dejó ver en esta semana las incongruencias más evidentes de ambos bandos ideológicos del país. No es que les importe la libertad de manifestación o la seguridad de los ciudadanos. No es que les interese salvaguardar un derecho establecido en la Constitución. A estos extremos ideológicos les interesa defender una agenda ideológica y utilizan como pretexto al pueblo y sus libertades.

Lo que hacen es revelarse como incongruentes y mercenarios.

José Manuel Urquijo.  Consultor y estratega en comunicación política

@JoseUrquijoR

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