Continúo impactado por el comportamiento de la clase media en la pasada jornada electoral, a pesar de que se percibe que la elección quedó superada y rebasada por los nuevos procesos políticos, por ejemplo, la consulta para enjuiciar a los expresidentes de México. Sin embargo, me sigue sorprendido su postura de clase que define su plataforma ideológica de la visión de su realidad política, económica, social y cultural.
En México existen 49 millones de habitantes que se asumen como “no pobres” y clasificados (o auto-clasifican) en el estrato social medio en la pirámide poblacional. Parte de asumirse así se debe a una condición de estatus social, cultural, político e ideológico y no necesariamente económico. Se identifican como clase media, plenamente por una condición subjetiva dentro de una plataforma ideológica propia, ya que en el estricto sentido económico no lo son.
El sector poblacional de estrato medio es analítico y reflexivo, participa de los ejercicios políticos de la vida pública, además, ejerce su derecho a votar y ser votado. No obstante, la clase media tiene una conciencia clara que está determinada por sus intereses de clase con ambiciones, aspiraciones, objetivos de clase muy concretos y específicos que es el anhelo de pertenecer a lo más alto de la élite de la pirámide social.
Su actitud reaccionaria la invade en busca perpetuar su estatus de clase para vivir con base a las comodidades que han “construido” y prefiere conservar el status quo establecido, a pesar de haber obtenido muy pocos beneficios de él, porque se siente cómodo con lo alcanzado, niega el cambio y reacciona para evitarlo. El cambio de régimen que beneficie a los sectores marginados impulsado por el gobierno de la 4T es combatido por este sector que pretende impedir el empoderamiento de los estratos sociales menos favorecidos a lo largo de décadas.
El comportamiento de la clase media en la pasada jornada electoral en los principales centros urbanos del país confirmó un voto consciente y razonado que los llevó a concluir que la política social del gobierno federal iba en contra de sus intereses de clase y es por eso que decidieron ir en contra del proceso de transformación en México. El voto de la clase media fue un voto con conciencia de clase antiprogresista por negar el avance de una sociedad más equitativa y justa para los sectores marginados del país. El modo reaccionario que demostró el grueso de la clase media es, en esencia, un compendio de actitudes similares al fascismo en Europa previo a la Segunda Guerra Mundial. Ante esas reacciones debemos de actuar para encontrar una solución viable y justa porque el tiempo pasará y será demasiado tarde para contrarrestar esas actitudes antiprogresistas.
Yo soy Fidel.