El 02 de junio próximo nuestro país vivirá una elección sin precedentes. Se elegirán 629 cargos federales, entre los que se incluyen 500 curules de la Cámara de Diputados, 128 escaños del Senado de la República y el Ejecutivo federal, así como 19 mil 746 puestos del ámbito local, como gubernaturas, ayuntamientos y diputaciones. Con una lista nominal estimada en casi 100 mil mexicanos y mexicanos, un cálculo de casillas instaladas que se aproxima a las 170 mil y el nombramiento de alrededor 1.5 millones de personas funcionarias de casilla, el proceso electoral apunta a ser el más grande de la historia.
Sin embargo, no sólo es su dimensión la que otorga a estos comicios su talante histórico. Aún más importante es el hecho que la elección volverá enfrentar dos proyectos antagónicos de país en un momento clave para el devenir de la nación. Uno, centrado en la concentración de privilegios, en el desvío y manipulación de los bienes y recursos públicos para beneficiar a las élites económicas y en la corrupción de la representación. Otro, abocado al bienestar de las mayorías, a la ampliación de las garantías democráticas, a la abolición del Estado corrupto y una justa distribución de la riqueza.
Considerando lo anterior, la elección servirá a la ciudadanía como una oportunidad para evaluar el mandato de Andrés Manuel López Obrador y en particular, expresar su satisfacción respecto a las promesas de transformación enarboladas por el tabasqueño desde su primera postulación a la presidencia de la república en 2006. En tal sentido, la elección de la Dra. Claudia Sheinbaum significará también una ratificación de los anhelos de transformación que dieron origen al hito de 2018, es decir, una reafirmación del poder popular y de una conciencia civil y patriótica que se reconoce como corresponsable del timón de la nación.
Es precisamente ante este efecto concientizador, subyacente al proceso electoral, así como ante la posibilidad de que la elección de Claudia Sheinbaum como presidenta de México signifique la profundización de los grandes procesos de transformación que dieron inicio este sexenio, que las fuerzas conservadoras y las élites económicas, dolidas todavía ante el cisma que ha implicado la cancelación de sus prebendas, converjan y se organicen para cuestionar, desacreditar y menoscabar, a través de todos los artilugios posibles, la celebración democrática que seguramente ocurrirá el próximo 2 de junio.
No obstante, esta ocasión deberán enfrentar un esfuerzo de organización sin precedentes que ha articulado a decenas de miles de militantes y simpatizantes en toda la república quienes fungirán como representantes de casilla, representantes generales y coordinadores de representantes, con la encomienda de defender con vigor y entusiasmo los sufragios de la ciudadanía y los anhelos de país que estos contienen. Una legión de compatriotas que derrocharán energía y talento para vigilar la conducción de la jornada electoral, de manera que en ningún rincón del país se atreva la osadía de los intentos de coacción del voto a someter la voluntad popular.
Le adelanto que no será un ejército improvisado. Desde hace semanas, el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, coordinado con los diversos liderazgos desplegados en el territorio, ha hecho posible un proceso formativo de gran escala que ha permitido brindar a cada una de las personas que integran la multitudinaria estructura de defensa del voto un conjunto de contenidos con que se pretende no sólo profesionalizar la vigilancia de la jornada electoral, sino que ayuden a comprender, para quien asume esta importante labor, el valor ético, político e histórico de su posición como miembro de la primera línea de defensa de la transformación en curso.
He podido presenciar de primera mano este colosal esfuerzo de formación política y les aseguro que, ante él, uno sólo puede confirmar lo que tantas veces ha aseverado el Presidente: que hay mucho pueblo en estas tierras, que es mucha la conciencia, la dignidad y la esperanza transformadora que palpita en el corazón del México profundo. Y es por eso que les aseguro que esta red de organización perdurará más allá de la coyuntura electoral, que no se venderá ni flaqueará, pues arde en bríos para seguir siendo parte del país que se anhela.