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La democracia que viene y el oxímoron político

Este 1º de agosto se realizó la Consulta Popular, con la apatía y el boicot sistematizado del Instituto Nacional Electoral. Fue el primer ejercicio de democracia participativa a nivel nacional desde nuestra institución electoral en la historia. Sin duda iban existir errores y resistencias, nuestra democracia ha girado en torno al sufragio para elección de cargos, de manera muy procedimental y nunca alrededor del empoderamiento del ciudadano a través de su participación. Nuestra democracia, antes del Obradorismo, era una ‘’sin adjetivos’’, ahora podemos dar el primer paso para agregar a nuestra democracia, el adjetivo de ‘’participativa’’.

Agregándole que el tiempo de promoción fue poco, que el INE decidió realizarla unos meses después de la elección y que los ciudadanos ya estaban cansados de lo político después de aturdirlos con nuestras campañas, era lógico que la participación sería baja. Nuestra cultura política aún sigue siendo, por herencia del viejo régimen, profundamente paternalista, el proceso de acreditación para ser observador electoral es prueba de eso. La democracia participativa también requiere responsabilidad, así como ganar este derecho también requerirá de tener deber cívico. Estamos tan acostumbrados a ejercer nuestra voz solamente un día cada tres años, que un día extra nos puede sacar de la zona de confort.

¿Qué pasaría si todos los ciudadanos tuviéramos esa responsabilidad cívica de participar e involucrarnos? Probablemente. con una participación activa del Pueblo en sus propias decisiones, podríamos desahogar mucho del modelo representativo que ha creado una clase política que busca actuar de intermediario entre el Pueblo y el gobierno, pero no de manera vertical y jerárquica, ya que muchas veces por esas jerarquías terminan representando a los intereses de la oligarquía. Si participáramos con conciencia crítica en todos los referéndums, plebiscitos, consultas, y todos los mecanismos de democracia participativa y directa, en el mejor de los efectos, podríamos reemplazar los congresos en donde se esconden gran parte de la nefasta clase política y ahorrarnos esos gastos por el bien de México. Pero todavía falta para esa democracia que viene.

Y esa misma democracia que viene es a la que Enrique Krauze, un supuesto liberal, se opone, calificando a este periodo histórico como una ‘’dictadura plebiscitaria’’, que no es otra cosa más que un oxímoron político. Una dictadura no le pregunta a su Pueblo, una dictadura se impone desde una minoría sobre las mayorías. Sin embargo, como bien dice el compañero Pedro Miguel, lo que verdaderamente propone este intelectual apátrida es un ‘’cinismo sin adjetivos’’, una doctrina mucho más radical que la hipocresía que los caracteriza.

Hoy, la realidad es que la consulta popular es un derecho, pero para quienes constituimos un Pueblo, debe ser un deber. Espero que este mecanismo pueda ser favorable para que nosotros mismos podamos resolver nuestros propios asuntos. Que sean en los municipios en donde se pueda consultar sobre problemáticas locales, que sea en los estados donde se pueda consultar sobre enjuiciar a los gobernadores corruptos, que sea en las comunidades donde se decida si quieren o no algunos proyectos.  Que nuestro involucramiento sea tanto, que la diferencia entre representantes y representados no exista, que Pueblo y gobierno sea uno mismo, porque como bien decía el dirigente colombiano Jorge Eliécer Gaitán: el Pueblo es superior a sus dirigentes.

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