Por: Erik Sandoval
La aparición de la irrisoria alianza llamada “Va x México”, encabezada por Claudio X. González, nos pone de manifiesto el panorama que se aproxima; es la búsqueda del regreso de quienes ostentaron el poder por tanto tiempo y se beneficiaron de él hasta límites inverosímiles. No es sorpresa la unión, era evidente el trabajo en conjunto para desmantelar al país que se visibilizó en el Pacto por México ‒durante el gobierno de Peña Nieto‒ y ahora se formaliza en lo electoral. De esta manera agrupan un proyecto que no les ha dado resultados por separado, proyecto desgastado que no ha podido permear en la opinión pública por más que lo promuevan por todos los medios (ahora sí me refiero a los de comunicación) y que tiene un claro objetivo: retomar la senda neoliberal y entreguista que les ha caracterizado.
Han emprendido el camino hacia lo electoral desde planos muy extraños. Gran ejemplo es el caso de Ricardo Anaya y su insostenible intento de recorrer los municipios del país para, según él, conocer de primera mano la situación de la gente. No recuerda que fueron ellos, el panismo en conjunto con el PRI, quienes sumieron al país en la pobreza y olvidaron a su población. Es un intento ridículo, es la farsa con la que siempre se han dirigido hacia la gente, es el montaje de la sensibilidad tratando de permear en el ideario público, es la demagogia desesperada de un personaje antipático que no logra conectar de ningún modo y sobre quien pesan infinidad de acusaciones por lavado de dinero y negocios turbios al amparo del poder.
En su intento por volver cabe todo; es decir, no les basta con intentar regresar al modelo político, económico y social que les beneficia desde el cual pueden seguir hinchándose los bolsillos, en sostenerse al amparo de la corrupción y enarbolarla como descarada bandera, sino que lo intentan con los mismos personajes de siempre. De ahí que el calderonato regrese a las filas del panismo e intente posicionar a sus más cercanos en puestos de representación popular, presentándolos ‒además‒ como los salvadores de un país que no merece ser “rescatado” por quienes lo hundieron.
Margarita Zavala se vuelve a embarcar en una aventura que anticipa su destino; hicieron trampa en la elección interna del PAN para posicionar a Calderón como candidato en 2006, hicieron trampa en los comicios del mismo año, hicieron trampa en el registro de Margarita Zavala como candidata independiente, hicieron trampa para tratar de registrar a su nuevo partido, y estos son los que quieren salvar a México. Otros personajes deleznables son Gabriel Quadri, aquel que ha mostrado el más despreciable clasismo aspira a representar al Pueblo, y toda la plana del panismo más recalcitrante y reaccionario que se presenta hoy como la esperanza.
Por su parte, el priismo ‒antes de iniciar la contienda‒ ya se aseguró de que sus candidatos más serviles estén en las primeras plurinominales; lo de ellos es afianzarse una rebanada del pastel de la alianza más nefasta que haya dado la historia de la política nacional, donde quedan englobados perfectamente como quienes regresan en busca de sus privilegios.
No cabe duda de que la derecha mexicana ha intentado disfrazarse de muchas cosas, hasta de progresistas cuando le es conveniente. Lo han intentado por separado y juntos, utilizando todos los medios posibles para ello ‒por medios me refiero a vías, aunque también cabe lo de medios de comunicación, de los cuales disponen por ser miembros de la agenda que ellos mismo impulsan‒. Cuán cierto resulta cuando el Presidente habla de los bandos; de aquí se desprenden dos cosas: la derecha baila al ritmo de Andrés Manuel y es inevitable la definición de los grupos ‒el de ellos y el nuestro‒.
@erikwanza
Activista político y cultural en diversos colectivos de promoción, creación y difusión cultural a nivel regional, estatal y nacional. Actualmente en funciones organizativas y administrativas en la Escuela de Cuadros Gral. Felipe Ángeles (INFP) y coordinador editorial de Regeneración Hidalgo.