postal PP horizontal Josué Beltrán

La foto

«Ssu verdadera lectura la tendremos en los siguientes años. Como en muchas fotos, lo más importante es lo que NO se ve en la foto. En este caso, la persona que no aparece en la foto, y que se llama Claudia».
Dr. Alberto del Castillo Troncoso

 

El mexicano es un ser político por excelencia. Todos discutimos, hablamos, analizamos, a todo le buscamos forma o, por decirlo de manera más coloquial, a todo gato queremos encontrarle tres pies, cuando tiene cuatro. La política es inherente a nuestro ser, especialmente sus ceremonias y simbolismos. Aunque no nos guste la idea, esto que estoy tratando de aludir, es herencia priista.

Ese largo régimen de siete décadas, restringiéndonos solo a la era del partido, incluyendo en esta idea las tres formas que tuvo (Partido Nacional Revolucionario, Partido de la Revolución Mexicana, Partido Revolucionario Institucional) así como sus dos grandes corrientes político-ideológicas (Justicia Social y Neoliberalismo), dio forma a todos los rituales y discursos del poder. La pleitesía con la que solemos tratar a los encumbrados en sus distintas expresiones e instituciones, la insolencia y desdén con la que cualquier burócrata pretende tratar al pueblo llano, el clientelismo, el todo, ellos, en México, lo constituyeron. Lo seguimos practicando.

El más reciente ejemplo, la foto del zócalo, la llamada “del desaire,” esa que ha desatado un sinfín de interpretaciones y análisis que demuestra lo anterior. Que si la lealtad de la plana mayor de Morena no está con la Presidenta, que si están pensando ¡desde ahora! en la sucesión Presidencial… aunque bien pudo derivarse de lo más humano y simple ya que, sí, se la pudieron haber tomado en cualquier otro evento, en cualquier otro lugar, pero tuvo que suceder ahí, en el corazón de la nación, en un evento en el cual la Doctora se dirigió a todos para reiterar nuestra soberanía. La decidieron al peor tempo posible.

Justo cuando lograron su mejor pose, cara y sonrisa… la Presidenta pasó detrás de ellos, cuando debió ser frente a. Un error, un descuido producto del afán presentista de demostrar en redes sociales que se estuvo ahí y que se tiene la oportunidad de regodearse con las personalidades de la actual —y temporal— cumbre política, la cual tampoco será definitiva ya que dentro de dos y cinco años las piezas del tablero volverán a moverse. Quizá lo hicieron por eso, para inmortalizar a los que gozan, hoy, las mieles del poder.

Lo cierto es que la imagen debió ser ellos saludando a la Jefa de Estado, incluso entre ellos, al medio. Sin embargo, ¿no quisieron moverse para no correr el riesgo de no salir en la foto que consideraron era la más valiosa de la jornada? El pequeño priista que ellos, y todos los mexicanos llevamos dentro, afloró. ¿Qué perdería el que no saliera a cuadro? ¿Acaso no habría otra oportunidad de una postal similar, o es tan grande la distancia entre ellos que no tendrían oportunidad de lograrla en una segunda, tercera o cuarta ocasión en por lo menos los próximos dos años, antes que se empiecen a despedazar por las posiciones de la próxima elección?

Especulaciones e hipótesis derivadas de nuestra cultura política. Para todo tenemos lectura, por todo queremos hacer hablar esa desafortunada postal, aunque, ya lo dijo de la mejor manera posible el (foto)historiador Dr. Alberto del Castillo Troncoso, “su verdadera lectura la tendremos en los siguientes años. Como en muchas fotos, lo más importante es lo que NO se ve en la foto. En este caso, la persona que no aparece en la foto, y que se llama Claudia

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