En la construcción del nuevo régimen de gobierno encontramos escenas conmovedoras, actos de absoluta esperanza que van tejiendo la cuarta transformación. Ya lo comentaba en la crónica que hice de la gira del presidente por Monterrey: lo mejor de México es su pueblo.
La política de desarrollo social que inició desde el periodo de transición con el censo de bienestar, tuvo como primer objetivo localizar a todas las personas que viven en pobreza. Porque después de tres décadas del modelo neoliberal el resultado fue una terrible realidad. Según cifras del Banco Mundial, más de 52 millones de personas viven en pobreza; de esos 52, 29 millones se encuentran en extrema pobreza: es decir, su ingreso no alcanza ni para cubrir sus necesidades alimentarias (Hacia una economía moral, 2019). Continúo: 4 millones de personas viven en casas con pisos de tierra; 8 millones de personas ocupan casas que carecen de drenaje; y 9 millones de personas no tienen acceso a agua potable.
Ante esta dolorosa realidad, el Gobierno de la Cuarta Transformación ha destinado más de 300 mil millones de pesos a los programas del Bienestar en beneficio directo de más de 20 millones de personas. A todas luces estas cantidades no tienen precedentes en políticas gubernamentales. Con estas acciones, lo que conmueve es la inmensa bondad de nuestro pueblo.
Un ejemplo es la comunidad zapoteca de Xagacía en la Sierra Norte de Oaxaca que han construido caminos a mano. Dicha comunidad nos dio una lección de organización y honestidad: en común acuerdo regresaron el remanente del presupuesto otorgado. Escribieron un mensaje en una cartulina: “Gracias, señor presidente, por darnos trabajo, juntos seguiremos haciendo historia. Los albañiles pudimos ahorrar 267 mil 340 pesos. Y pedimos que usted administre este dinero. Esta es la cuarta transformación. La verdad nos hará libres”.
Pero estos actos de inmensa bondad no solo ocurren en Oaxaca, aquí en Nuevo León también suceden. Les comparto un ejemplo que se repite regularmente en las oficinas de atención llamadas Centros Integradores de Desarrollo: cuando una persona beneficiaria de la Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores fallece, las familias acuden a dar de baja a su ser querido, a pesar del dolor de una pérdida, guiadas por su honestidad, lo hacen. Ante estas vicisitudes de la vida, nos sacuden al mismo tiempo varios sentimientos. Y lo que podemos palpar es que aquí y en Oaxaca, la gente cuida el presupuesto que es de todos y de todas las mexicanas, me atrevo a asegurar que es porque puede estar destinado a apoyar a alguien más. Y estos ejemplos nos conmueven todos los días.
Estamos viviendo nuevos tiempos. Por eso es indispensable documentar estos actos que son motivados por un principio moral arraigado en nuestro pueblo: servir a las y los demás.
Grecia Benavides. Feminista regiomontana. Servidora de la Nación. Educadora para la Paz en Derechos Humanos. Laicista.
Twitter: @greciabenavides