Frecuentemente, en redes sociales aparecen reels sobre la explotación del capitalismo chino y el lado oscuro detrás de cada producto —desde las jornadas laborales agotadoras, explotación infantil hasta diversas auditorías de las autoridades chinas han demostrado—.
Sin embargo, con la llegada de la IA, su impacto ya se ha visto reflejado, y aunque todavía resulta poco fácil pronosticar, con cierto grado de fiabilidad, se puede decir que ya hay repercusiones de esta innovación sobre la mano de obra de ese país.
Los índices de automatización ya han ocasionado la pérdida de unos doscientos millones de empleos, y se espera que se creen otros trescientos. Sin embargo, también se cree que ni la pérdida de empleos ni su creación se extenderán de forma uniforme en todos los sectores ni de forma sincrónica.
Sin duda China, es uno de los países al que se le anticipan más probabilidades de encontrarse afectados por la automatización, dado que se puede influir en el 51% de las actividades, de acuerdo con Artificial Intelligence: Implications for China (McKinsey Global Institute).
Tales repercusiones de la IA, para el capitalismo chino, representan una competitividad ante el mundo innegable, sin embargo, también debe estar preparándose para afrontar trastornos laborales, y mitigar así la oleada de pérdida de empleos.
Pensar que este problema es desconocido por los políticos de los países, sería gravísimo no conocer las nuevas formas de desplazamiento que ya son realidad.
Sin embargo, también hay que decir que, al igual que otras revoluciones tecnológicas, la IA generará otros empleos, y aunque se sabe poco acerca de esos nuevos empleos. Como lo que ocurrió con Uber con los tradicionales taxistas, y Airbnb con el sector hotelero, de ahí que es impredecible qué ideas innovadoras podrían surgir con la IA.
El reto principal es que ya estamos inmersos en esta transición a la IA, y el reto radica en la alteración masiva del marco laboral que sabemos precederá a la creación de empleo. Mientras tanto, sí hay que decir que, por desgracia, puede que los afectados por el primer proceso no sean los beneficiarios del segundo.