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La importancia de la CDMX

En este 2024, la disputa por la Ciudad de México no es un tema menor para la izquierda mexicana y no debe soslayarse. Desde 1997 la capital del país se convirtió en el bastión del progresismo y en la cristalización del proyecto alternativo de nación propuesto para hacerle frente al curso neoliberal que había forjado los gobiernos de la republica del PRI y PAN.

Numerosos cuadros políticos y burocráticos de la izquierda se fueron formando en la administración pública a partir de sus experiencias en la Ciudad de México, allí se construyeron y consolidaron políticas públicas de índole social, las cuales de manera posterior se han retomado a nivel federal ya sea por un gobierno u otro, ejemplo: las pensiones universales a los adultos mayores.

Fue cuando Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de Gobierno electo en la capital cuando comenzó a formarse y acuerparse una nueva opción de gobierno, misma que ha transitado por los liderazgos de Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.

Han sido 27 años ininterrumpidos de progresismo en la capital, misma que se reflejan en su gente, en sus calles, en sus pueblos y barrios, colonias y proyectos urbanos de gran calado. La Ciudad de México es la ciudad de las plazas llenas, de las marchas y la protesta, de la pluralidad y la coexistencia en su amplia conformación social.

La Ciudad tiene una naturaleza política relevante para la izquierda. Aquí vio nacer su proyecto de nación y lo que tiene que ofrecerle al país: esa es su importancia, con sus casi 9 millones de habitantes y 7.8 millones de electores.

Ir dejando la batuta a nuevos cuadros se ha convertido en un asunto complicado, pues si bien es cierto, existe la necesidad de renovarse como propuesta política, también es necesario heredar la memoria de los costos políticos y sociales que la izquierda participara en elecciones democráticas en México. Una dualidad compleja lo que significa la capital.

Hoy toca a Clara Brugada encabezar el esfuerzo de renovación para la CDMX, la cual enfrenta un escenario complejo, pues el mapa político se ha modificado de manera importante. La ciudad se encuentra políticamente dividida, y socialmente crispada cuyas causas son multifactoriales y deben de leerse críticamente si la izquierda quiere mantener su hegemonía en la capital.

También en la ciudad ha crecido cualitativamente el ciudadano, pues el fomento de la participación política y social creo nuevos actores a nivel territorial, los cuales se han fortalecido y generado liderazgos. Así mismo, el voto en la CDMX es de los más complejos que se han presentado en los últimos años, pues la diferenciación de voto es una realidad, lo cual ha significado una tendencia a la baja del típico corporativismo.

Es alentador que el ciudadano crezca en ese aspecto, pero de la misma forma comenzará a demandar mejores resultados de sus gobiernos, lo cual, pese a la política progresista se reflejó en las elecciones intermedias de 2021 en diversas demarcaciones que conforman la capital.

Ya no es solamente es el discurso lo que se debe ofrecer, sino capacidad de gobernar y dar respuesta a una ciudadanía cada vez más exigente.

Morena tiene un enorme reto, el cual debe partir de entender la nueva dinámica de la Ciudad, y a su vez tomar en cuenta a su ciudadanía cada vez más exigente y participativa. En parte esto es consecuencia de una serie de políticas sociales que han asegurado ingresos en hogares, pero también de esferas públicas cada vez más participativas. Es parte de la democracia.

Entender esta circunstancia y salir a campaña con propuestas tangibles y bien definidas será clave para llegar a los sectores sociales que podrán darle “el gane” a Clara Brugada, pues no es de buen estratega solamente conservar el voto “de casa”, sino el buscar adeptos nuevos y aliados para construir gobernabilidad de una Ciudad que tiene heridas ciertas susceptibilidades.

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