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La importancia de la electromovilidad en las periferias de la Ciudad de México y la zona oriente

La movilidad es uno de los grandes desafíos urbanos que enfrenta la Ciudad de México. En este contexto, la electromovilidad se ha posicionado como una opción viable para mitigar los problemas de contaminación, reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, los beneficios de este tipo de transporte aún no han alcanzado de forma significativa las periferias y la zona oriente de la ciudad, donde reside una gran parte de la población trabajadora. Incrementar el transporte impulsado por electromovilidad en estas áreas no solo es una cuestión ambiental, sino también de justicia social y desarrollo sostenible.

Desigualdad en la movilidad urbana
Las periferias y la zona oriente de la Ciudad de México, que incluyen alcaldías como Iztapalapa y Tláhuac, así como los municipios de Chalco y Nezahualcóyotl, son zonas caracterizadas por altos niveles de densidad poblacional y menor acceso a servicios de calidad. El transporte público en estas áreas se enfrenta a problemas como la saturación, retrasos y un uso elevado de vehículos altamente contaminantes, como autobuses y microbuses que funcionan con diésel. En consecuencia, los habitantes de estas zonas sufren tanto por la mala calidad del aire como por tiempos de traslado excesivamente largos hacia sus lugares de trabajo.

Las personas que viven en estas áreas dependen del transporte público para sus desplazamientos diarios. Sin embargo, la falta de inversión en tecnologías más limpias perpetúa las desigualdades, ya que las opciones más sostenibles como los autobuses eléctricos, trolebuses o vehículos híbridos se concentran en las zonas céntricas de la ciudad, dejando a las periferias fuera del alcance de los beneficios de la electromovilidad.

Beneficios ambientales y sociales de la electromovilidad
Una expansión del transporte impulsado por electromovilidad en las periferias y zona oriente de la Ciudad de México traería múltiples beneficios. En primer lugar, reduciría significativamente las emisiones de gases contaminantes, lo que impactaría de manera positiva en la salud de la población local. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición constante a contaminantes atmosféricos incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otras condiciones crónicas.

Otro aspecto relevante es el impacto en la reducción del ruido. Los vehículos eléctricos son considerablemente más silenciosos que los convencionales, lo que contribuiría a disminuir la contaminación acústica, un problema que también afecta el bienestar de los habitantes de estas zonas.

Desde una perspectiva social, la adopción de transporte limpio ayudaría a reducir la inequidad en el acceso a servicios de calidad. Mejorar las condiciones del transporte en las periferias y zona oriente permitiría una movilidad más eficiente y digna para los usuarios, con vehículos más modernos, cómodos y seguros. Esto podría traducirse en una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos al reducir el estrés asociado a los trayectos largos y al tiempo perdido en congestionamientos.

Retos para la implementación de la electromovilidad en las periferias
A pesar de los beneficios evidentes, implementar un sistema de transporte basado en electromovilidad en las periferias y zonas menos favorecidas no está exento de desafíos. Uno de los principales obstáculos es la inversión inicial requerida para la infraestructura y adquisición de vehículos eléctricos. La instalación de estaciones de carga y el mantenimiento de estos sistemas representan un reto logístico y financiero significativo.

Además, es necesario coordinar esfuerzos entre diferentes niveles de gobierno (local, estatal y federal) para garantizar que las políticas de movilidad se enfoquen en las necesidades de las zonas periféricas. A esto se suma la necesidad de generar incentivos que motiven tanto al sector privado como a los operadores de transporte público a adoptar tecnologías limpias. Es fundamental, también, capacitar a los operadores y conductores para que puedan adaptarse al manejo y mantenimiento de vehículos eléctricos.

Políticas públicas hacia un futuro más sostenible.
Para impulsar la electromovilidad en las periferias y la zona oriente, es necesario que las autoridades prioricen el diseño de políticas públicas inclusivas que promuevan una movilidad sostenible y equitativa. En primer lugar, se deben destinar recursos para modernizar las rutas de transporte público con unidades eléctricas y de baja emisión. Programas de subsidios o financiamiento podrían facilitar la transición hacia la electromovilidad tanto para operadores privados como para sistemas públicos.

Asimismo, la creación de corredores de transporte eléctrico en las principales avenidas de las zonas periféricas sería una medida eficaz para integrar mejor estas áreas con el resto de la ciudad. Complementar estos esfuerzos con campañas de concientización sobre los beneficios ambientales y sociales de la electromovilidad también contribuiría a que los ciudadanos adopten y apoyen estos cambios.

Finalmente, la implementación de programas piloto, como rutas específicas operadas por autobuses eléctricos o ampliaciones del sistema de trolebuses, permitiría evaluar su eficacia antes de una expansión masiva. El éxito de estos proyectos depende no solo de la tecnología, sino también de la participación de la comunidad y de un enfoque claro en la sostenibilidad a largo plazo.

El aumento del transporte impulsado por electromovilidad en las periferias y la zona oriente de la Ciudad de México es un paso esencial hacia una ciudad más justa y sostenible. No solo se trata de reducir emisiones contaminantes, sino de ofrecer un sistema de transporte público más eficiente y digno para los sectores de la población que más lo necesitan. A través de políticas públicas bien diseñadas, inversiones estratégicas e incentivos adecuados, es posible transformar la movilidad en estas zonas y cerrar la brecha de desigualdad que persiste en la capital mexicana.

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