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La ira de las mujeres

El enfado, la irritación y la ira son connaturales a las personas, independientemente de su origen étnico, edad, o género, sin embargo, no es natural la forma en que se permite expresar estas emociones (consideradas por algunos analistas como “malas”) a las mujeres. A diferencia de los hombres, a quienes se les tiene permitido expresar enojo —de hecho, por lo general, les cuesta encontrar alternativas para expresarse—, a las mujeres se les condiciona a no demostrar la ira. La psicóloga Harriet Lerner, autora del libro “La danza de la ira” dice que la ira es un poderoso vehículo para el cambio personal y político, como se ha visto en las últimas décadas de feminismo. Puede que a la gente no le gusten «esas mujeres enfadadas», pero esas mujeres enfadadas han cambiado y desafiado la vida de todos.

La ira de las mujeres puede hacer temblar el sistema patriarcal, ya que desafía los estereotipos tradicionales de género. La historia está llena de mujeres que, iracundas, se revelan ante el destino manifiesto que se les presenta, son quienes han cambiado las circunstancias de su vida y la vida de muchas con su ejemplo. Reivindicar el derecho a expresar enojo o la furia es un derecho de las mujeres, ahora se habla del feminine rage, que es la exposición cada vez mayor de personajes de mujeres expresando su ira, angustia, enojo y frustraciones ante situaciones cotidianas de acoso, discriminación, sexualización y represión, entre otras situaciones violentas que se viven. En general, a sociedad aplaude a las mujeres que pueden regular sus emociones y a las mujeres que expresan sus sentimientos las clasifican como histéricas, emocionales e irracionales y, por supuesto, el castigo de la expresión de la ira de las mujeres es la culpa, que frustra y asfixia a las mujeres. Sin embargo, sirve su cometido en el sistema patriarcal, porque también las paraliza; en cambio, la ira las mueve, el enojo es un poderoso vehículo para el cambio personal y político. Puede que a la gente no le gusten “esas mujeres enfadadas”, pero esas mujeres enfadadas han cambiado y desafiado la vida y son auxiliares para el cambio de estereotipos y para, poco a poco, el desmantelamiento del sistema patriarcal.

“Soy, una mujer árabe de color y nosotras venimos en todas las tonalidades, de la ira. Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí solo te traerá tu próxima rebelde. Ella tendrá una piedra en una mano y una bandera palestina en la otra. Soy una mujer árabe de color… te cuidado, ten cuidado de mi ira.”
Rafeef de Ziada, escritora palestina.

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