La migración es un tema en la agenda internacional y México no se encuentra exento. No existe comunidad, país o Estado fuera de esta cuestión. A pesar de la mediatización de la migración derivada de las políticas de Trump hacia la América no anglosajona, siempre ha sido un asunto “caliente” en las arenas de discusión política internacional. Divide opiniones, saca a relucir pensamientos que se tenían por superados en pleno siglo XXI, contrasta las posiciones políticas, no dejará de ser polémico.
Sin embargo, la migración existe desde que el ser humano ha pisado la Tierra. Las comunidades humanas eran nómadas hasta que encontraron asentamiento, facilitado por el desarrollo de la agricultura y la satisfacción de la supervivencia alimentaria. Se desarrollaron culturas, tradiciones y creencias en torno al lugar de origen, pero ese origen fue producto del andar buscando hogar, buscando el sustento, buscando mejor condición de existencia. Eso no ha cambiado en el fondo.
La historia de las naciones es también una historia de migración. Si nos remontamos milenios atrás, las grandes civilizaciones fueron producto de los asentamientos humanos. La edificación de las ciudades, los modos de vida, la cultura, la religión, las creencias, en fin; son producto de una migración de origen.
No hace falta realizar un recuento de como el homo sapiens atravesó África, llegó a Europa, etcétera. Es más, el México prehispánico y nuestro símbolo nacional es una historia de la migración. México-Tenochtitlán es el resultado de la búsqueda, cuando menos así lo marca el mito: el águila devorando una serpiente fue el indicativo divino para que la migración prehispánica se asentara en el Valle de México y se fundara la gran civilización que dio paso a nuestra historia nacional.
Las naciones modernas son también producto de la migración. Estados Unidos es el producto de la migración anglosajona en América, por ejemplo. Conforme avanzó la historia, las naciones tomaron forma, delimitaron sus territorios, desarrollaron sus identidades, se formaron leyes y aparecieron los nacionalismos.
La congruencia de una nación se basa en el mito de la identidad. ¿Qué nos da identidad como mexicanos?, por ejemplo, ¿qué nos une?
En un mundo globalizado e interconectado la información corre casi como a la velocidad de la luz; en segundos podemos saber que ocurrió del otro lado del mundo y las barreras culturales se difuminan conforme el consumo de esa información modifica las actividades humanas de manera global.
De pronto se torna común adoptar posturas universales y pocas veces nos remitimos a la cosmovisión de lo local, y ello es producto de la comunicación masiva instantánea.
En este contexto, el conflicto se acentúa, pues pese a los deseos o intenciones de universalizar los patrones de consumo y su modificación cultural implícita: gozar de ciertos derechos, libertades, por ejemplo; las sociedades se topan con las restricciones culturales y allí opera el Estado.
La migración es un fenómeno social natural y ahora es controlado por los Estados. Los flujos migratorios legales se dan diario y de manera masiva, no obstante, la migración indocumentada es también masiva, y tiene sus fondos en la búsqueda de mejores condiciones de existencia, principalmente.
La barrera estatal es la que castiga este tipo de migración, pues los nacionalismos siguen siendo elementos de fuerza para la cohesión social y los Estados buscan mantener ese orden para controlar sus sociedades.
En un mundo “sin fronteras” para algunos, la realidad se impone y muestra que las mismas son fehacientes y operantes para otros, y de manera desafortunada se utilizan los adjetivos de la peor forma para fortalecer los muros en las fronteras.
El discurso de este tipo de nacionalismos (por que hay de otros tipos), encuentra su fuerza en la xenofobia, el racismo y el clasismo, compatibles con ciertas posturas ideológicas del conservadurismo.
Bueno fuera que se entendiera el nacionalismo cardenista, por ejemplo. Ese que entendía que el desarrollo nacional no estaba peleado con abrir las puertas a quienes contribuyen con su trabajo manual e intelectual a mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Ejemplos hay varios, y seguiremos escribiendo sobre esto.