Después de la avasallante derrota que sufrió la oposición, algunos de los actores políticos de esa vertiente siguen sin comprender el fenómeno político y social que arrojó el resultado electoral, enajenados irracionalmente arengados por el coraje y la impotencia aclaman fraude sin poder sustentar nada, repartiendo culpas como si no hubiesen incurrido en error alguno; ya otros con algo de serenidad están haciendo público el ejercicio de autocrítica aunque aún limitada porque realmente les cuesta mucho trabajo reconocer sus fallas.
Fue para la oposición una auténtica catástrofe, una disminución electoral sin precedentes con el agregado de la extinción del PRD, una crisis que ya salió a flote en los partidos y una fantasiosa alucinación de que surja una nueva fuerza política a partir de aquellas marchas de color rosa que pretenden algunos hacer creer que se puede estructurar como un partido político, sin lograr entender que los componentes de ese movimiento son en su mayoría individuos que no tienen idea realmente del quehacer político y mucho menos empezar una vida orgánica partidista, ahí está en esa marea rosa la esencia del clasismo que la gente les cobró en las urnas, no son personas dispuestas a dedicarle tiempo a prepararse políticamente, mucho menos a recorrer barrios, pueblos, comunidades para predicar su planteamiento político.
Los que se asumen como dirigentes de esa pretensión de fuerza política evidentemente trabajan para que de ahí surjan espacios plurinominales y con ello sobrevivir al porvenir, ellos los políticos voraces disfrazados de ciudadanos no pueden estar en otra actividad que no sea la política y vivir de la política, por eso se esmeran en un discurso que intenta persuadir a esa estirpe ciudadana clasista de que pueden realmente construir una fuerza que haga contrapeso político a la aplastante 4T, lo interesante es que algunos se las compran aunque cada vez son los menos, y no hay duda que pueden provocar cierto entusiasmo a algunos antiobradoristas porque les siguen nutriendo de palabras de odio su pensamiento que para ellos es un estímulo anímico.
Para allá va encaminado la conformación de un nuevo partido político, con las sobras del PRD y personajes antiguamente partidista y hoy camuflajeados de ciudadanos para integrar la cúpula de la nueva organización, se autodenominan la resistencia ya más que ubicados como los viejos y desgastados actores políticos, son muy predecibles pero la realidad política los empuja al único camino que les queda, ya que no caben en las actuales estructuras del PAN y del PRI que en esta etapa es la menos atractiva para hacer vida partidista ahí, aparte de la disminución considerable de espacios y de prerrogativas, todo apunta que con la reforma constitucional que se avizora con la nueva mayoría calificada de morena se extinguirán los recursos públicos a partidos.
Ahora bien, el espejismo de aquellas concentraciones multitudinarias que fueron totalmente con fines electorales y que alegaban defender la democracia y a la institución electoral se ha diluido totalmente con el resultado de la elección, saben que si convocan ya no concurre la gente porque en su mayoría fueron engañados con falsas expectativas de triunfo, hay una dificultad mayúscula para organizar y estructurar un movimiento anti sistema con ese respaldo abrumador al nuevo régimen que encabeza Andrés Manuel y ahora Claudia Sheinbaum, por eso en México no habrá durante los próximos años una fuerza opositora que haga contrapeso político, esa fuerza rosa o resistencia de algunos serán voces en el desierto incapaces de desarrollar y crecer.
Por otro lado, la dificultad mayor está es sus carencias discursivas e ideológicas, siguen empeñados en hacer una descripción de país como si fuese una apocalipsis política, económica y social, no entienden que la realidad que percibe el ciudadano común a ras de suelo es una muy diferente y está agradecida y apropiada del gobierno, de su presidente y del proyecto de país que representa, siguen con su discurso de odio y clasista y con esos rasgos es prácticamente imposible que en un futuro mediano y lejano puedan convertirse en una fuerza política que realmente tenga posibilidades de regresar al poder, su discurso no les permite generar adepto en una sociedad cada vez más politizada.