La floración de las Jacarandas se ha convertido en un símbolo del inicio de la primavera en la ciudad de México y como buen cambio no tiene una fecha fija: va ocurriendo de a poco hasta que un día su colorido nos sorprende por doquier.
Las Jacarandas no son endémicas de México. Su nombre original es Yacarandá, originaria de Brasil. Información documental advierte que su introducción al paisaje urbano y al de otras ciudades como Cuernavaca, Morelos, ocurre en el primer tercio del siglo pasado gracias a Tasuguro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto; y al igual que los movimientos feministas y el tomate y el café, no surgieron en México, pero aquí han tenido suelo fértil para su diversificación.
El domingo al ver fotos y videos de la marcha de las mujeres con su colorido lila-morado, no pude evitar observar la maravillosa armonía manifestada con las flores de Jacarandas acompañando su paso desde el monumento a la revolución, la avenida Reforma y la avenida Juárez. Tenía la sensación de que las flores se desprendían y acompañaban a las miles y miles de mujeres, es su “ya basta de violencia hacia nosotras”.
Concluí que la primavera de las mexicanas ha llegado y no se irá, así ocurrió en muchos países árabes que también tuvieron su primavera de cambios que no han culminado. Es el inicio de una nueva época que irrumpirá los discursos y narrativas presentes y nos obligará a todos, pero de sobre manera a los hombres, a revisar desde nuestros micromachismos arraigados, hasta acosos, maltratos y abusos y cualquier otra expresión de la sociedad patriarcal de la que formamos parte todos, ellas y nosotros. Es más, hasta el lenguaje tendrá que cambiar.
La fuerza de su ausencia el 9 de marzo y el impacto en nuestras conciencias cimbró a todos: pero a unos los cimbró tanto que la burla fácil fue su salida; a otros los hizo interiorizar y reflexionar de lo que ellas han sido capaces con la fuerza aplastante de su silencio y ausencia algo que nuestra fuerza salvaje no ha logrado. A otros, quizá los menos todavía, a buscar nuevas formas de expresar nuestra masculinidad. Mahatma Gandhi logró una independencia para la India del poderoso imperio británico con la aplastante filosofía de la “no violencia” y logró lo imposible: liberar los corazones de muchas culturas, religiones y clases sociales con la voluntad de la palabra pero sobre todo, con la no cooperación. Lo vivido el 8 y 9 de marzo es histórico: México no será el mismo a partir de ahora. Vendrán tiempos difíciles, lo sé; y las reacciones contra ellas, en la casa, la calle, la oficina, ocurrirán. Esta primavera tardará en llegar todavía en muchos pueblos de México, pero ahí también florecen las Jacarandas y un día en su movimiento, no lejano, también las flores se desprenderán y acompañaran a sus mujeres en un cambio sin fecha definida pero que ciertamente ocurrirá.
Los temas ambientales pueden esperar o bien aprender de esta experiencia. Un proyecto minero en la sierra Juárez, Oaxaca, fue parado, por ejemplo, por la voluntad férrea de sus mujeres. Mucho que aprender.
Pedro Álvarez Icaza. Experto en Política ambiental, Gestión y manejo de cooperación multilateral internacional.
Twitter: @alvarezicazapc