Dos recientes acontecimientos en nuestro país han despertado el sentimiento latinoamericano, ¿para bien o para mal? Juzgue usted mismo.
Lamentablemente el primero se lo debemos al partido conservador Acción Nacional (PAN); sí, aquel que se rasga las vestiduras hablando sobre bien común, humanismo, familia y democracia tuvo la ocurrencia de extender la invitación al líder del partido español VOX, representante de la ultraderecha más extremista. En sus filas no cabe la diversidad: creen en la supremacía, racismo, xenofobia y justifican la dictadura de Franco. La respuesta del Pueblo mexicano no se hizo esperar; miles de voces a través de las redes sociales y el sentir de la opinión pública reprobaron dicha visita… No han entendido que México dejó de ser una colonia hace ya más de 200 años, que contamos con una mayoría que no se identifica con la derecha mexicana —mucho menos con una extranjera—; pero eso al PAN le importó poco y cree ser una oposición a la altura de las circunstancias, y luego se preguntarán por qué siguen perdiendo en las urnas.
El segundo acontecimiento de alto nivel en política exterior fue gracias a la celebración de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en nuestro país. Nunca se habían presentado tantos matices de pluralidad, jefes de Estado discutiendo abiertamente sus ideas, posturas, diferentes visiones, pero —sobre todo— compartiendo políticas de cooperación. La reacción del Pueblo tampoco se hizo esperar: la aprobación del Presidente Andrés Manuel creció para posicionarse en un 73% acompañado de un público crítico con sed cambio, atento a lo que se vivía en la Cumbre, lo que despertó así las grandes expectativas de los latinoamericanos para creer en la unión que parecía imposible.
El mundo centró su mirada en América Latina.
México vive un momento de Transformación al recuperar el liderazgo latinoamericano que se abandonó en pasadas administraciones por seguir la política económica global que ha provocado desigualdad y subordinación hacia nuestro vecino del norte. Cuánta razón tenía el gran escritor Eduardo Galeano, en su obra Las venas abiertas de América Latina donde señala la historia del desarrollo del capitalismo:
«Nuestra derrota siempre estuvo implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros«.
Estimado lector, respondiendo a la pregunta inicial, les digo: el sentimiento latinoamericano ha resurgido para bien. Unió a toda una región hermana, exhibió a los de siempre para dejar claro que ya no nos gobiernan, ni somos los de siempre que permitirán su regreso.