Por: Carlos Olivares
El pasado 3 de noviembre dio inicio la segunda etapa de implementación de la Reforma Laboral en el país, llegando a dos terceras partes de los estados de la República, ejemplo del compromiso de la Cuarta Transformación por el avance de los derechos de las y los trabajadores.
La Reforma Laboral del 1º de mayo 2019 representa uno de los hechos más importantes de la historia del mundo del trabajo en México. Esta trascendente reforma ha implicado el gran reto, entre muchos otros, de transformar el sindicalismo mexicano a través de la democracia.
El distintivo “charrismo sindical” solapado en el periodo neoliberal tendrá que desaparecer para dar paso al sindicalismo que represente a las y los trabajadores. Esto está siendo posible por el respaldo que da la Reforma Laboral a la libre asociación colectiva y el establecimiento de procesos democráticos en la vida de los sindicatos, otorgándoles por primera vez a los trabajadores el derecho a decidir sobre la representatividad de su sindicato y la negociación colectiva a través del voto personal, libre, secreto y directo.
Hasta ahora, casi 1 millón y medio de trabajadores han participado democráticamente en la consulta para la legitimación de su contrato colectivo de trabajo, proceso obligatorio para todos los sindicatos, lo que ha generado que muchos quiebren al resistirse al cambio pues habían mantenido ocultos dichos contratos, ya que fueron acordados en lo oscurito entre líderes sindicales y empleadores corruptos sin beneficio alguno para los trabajadores.
Asimismo, la democracia está llegando a la elección de las directivas sindicales, teniendo como hecho emblemático que el Sindicato de Pemex próximamente celebrará elecciones abiertas para elegir a la secretaria o secretario general del gremio por primera vez en su historia, luego de la renuncia al cargo por parte del corrupto priista Carlos Romero de Champs, a sabiendas de que con la llegada del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ya no iba a poder seguir saqueando a esta empresa tan importante para los mexicanos, como lo hizo por 26 años en acuerdo con los gobiernos del régimen pasado.
Si bien en la implementación de la Reforma Laboral existe la presión internacional por medio de la relación tan importante que se tiene con el T-MEC, hay que tener bien en claro que esta histórica reforma no podría avanzar sin un Gobierno comprometido con las luchas de las y los trabajadores y con el objetivo de lograr un sindicalismo autentico en el país. Con un proyecto de nación, que con contrario al neoliberalismo, busca la dignidad de la clase trabajadora.
Esta lucha es muy grande y a largo plazo, pero no hay duda que el momento es ahora, son tiempos democráticos, y la Cuarta Transformación seguirá avanzando en colectivo, con el apoyo del Pueblo, de las y los trabajadores, para consolidar la transformación del mundo laboral en México.
@CharliOlivares
Internacionalista de la UNAM. Un “pata de perro”. Ninguna injusticia me es ajena; puño en alto y a la izquierda.