Pluma Patriótica

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La urgencia de una 4T local

Me gusta todo sobre la política, excepto los políticos. En un país de profundas desigualdades y pocas oportunidades, la actividad política se convierte en una manera de salir de la pobreza, de adquirir patrimonio y de modificar radicalmente el estilo de vida una persona y su familia. Debido a la corrupción, existen muchos ayuntamientos donde sus presidentes municipales y regidores ganan más de 80 mil pesos mensuales. Díganme si no.

Por otro lado, la ignorancia y el desapego a los principios éticos permiten que, para muchas personas, la importancia de la política radique en el traje y la corbata, en el desayuno fastuoso y en el discurso ramplón. Muchas de las juventudes que estudian Ciencias Políticas en todo el país se obsesionan con la idea de ser diputados trajeados que se muevan en Suburban y lean —mal—discursos vacíos en una tribuna, como lo demuestran en los ejercicios de “Diputado por un día”, organizados por universidades y congresos locales. Y cómo no, si muchos diputados actúan como empresarios acaudalados.

Ver la vida pública nacional como un centro de negocios en el que se hace dinero a la mala y no se atiende al Pueblo es legado del PRI y del PAN. La parafernalia de la política debe ser erradicada para regresarle su carácter transformador pues, como dice el Presidente, la política es un noble oficio porque permite a la autoridad servir a sus semejantes. Ese debería ser el único objetivo de hacer política.

Pero eso no sucede en muchos gobiernos locales, donde todavía se gobierna como en la era neoliberal. Falta de atención a los problemas de la ciudadanía, irregularidades administrativas, carencia de servicios, obra deficiente y a sobrecostos excesivos, contratos de bienes y servicios plagados de corrupción, nepotismo e influyentismo atroz, desvío de recursos, incumplimiento de planes de gobierno y la evasiva permanente para atender a la ciudadanía son características generales de los gobiernos locales que la gente denuncia permanentemente en todo el país.

Aunque los gobiernos estatales y municipales ayudan mucho en materia de ingreso y a combatir la desigualdad mediante el pago de nómina, sus procedimientos de adquisición de bienes y servicios se han consagrado como licencias para robar, pues endosan contratos por montos millonarios a amigos y familiares para la adquisición de bienes y servicios con márgenes de ganancia exorbitantes, que consumen todos los recursos públicos asignados. Aunque la ley lo permite, no se crean empresas estatales o municipales que generen una actividad productiva, sino que los gobiernos limitan sus funciones a la –irresponsable- administración del dinero.

Los ayuntamientos son el contacto más directo que la gente debería tener con la autoridad, y muchos de sus funcionarios siguen siendo inalcanzables para la ciudadanía que los busca. En muchos casos no se capacitan, no atienden necesidades y no resuelven problemas apremiantes de sus demarcaciones. En lugar de eso, dirigen todos sus esfuerzos al enriquecimiento y permanencia de la familia en el poder.

Así, la necesidad de que los gobiernos locales trabajen en apego a la Cuarta Transformación es enorme, porque ellos tienen la obligación de atender los problemas más inmediatos del Pueblo, como los servicios públicos, la seguridad, el transporte, la salud y la educación. Aquellos políticos que desean transferirle toda la responsabilidad al Gobierno de México son justamente los que encajan en la descripción de corrupción y opacidad.

De los partidos tradicionales nadie espera nada, porque se han especializado en la robadera a manos llenas, pero de los gobiernos emanados de morena esperamos todo, porque representan al partido que venció a la mafia del poder, que restauró la república y que hizo que la política fuera asunto de todas y de todos.

A criterio de quien escribe esto, los gobiernos locales emanados de morena deben poseer cinco características:

  • Honestidad – Gobernar sin mentir, robar ni traicionar el Pueblo.
  • Austeros – Cuidar el presupuesto del Pueblo y no malgastarlo en privilegios.
  • Eficaces – Resolver con prontitud los problemas de la vida pública.
  • Eficientes – Lograr resultados con la menor cantidad de recursos posible.
  • Sentido social – No perder de vista el objetivo de la transformación, que es el bienestar y la felicidad del Pueblo.

La Cuarta Transformación es un proceso político que se explica como un cambio de régimen en el que se combate todas las formas de corrupción institucional, que promueve la separación del poder político del poder económico y que fomenta una revolución de las conciencias que antepone la ética como eje rector.

Y los gobiernos emanados de morena no serán honestos, austeros, eficaces, eficientes y con sentido social solo por tener la marca de morena, sino que lo serán en tanto sean encabezados por perfiles compatibles con el del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Solo una buena persona puede hacer un buen gobierno.

Además de ser encabezado por un perfil con honestidad probada, sin escándalos de corrupción ni historial de colaboración con la mafia en el poder, un gobierno local, para trabajar en apego a los principios y las prioridades del Obradorismo, debe:

  • Impedir el dispendio de recursos y entregarlos al Pueblo en forma de programas, servicios, infraestructura y apoyos de transferencias para grupos poblacionales en estado de vulnerabilidad.
  • Trabajar de acuerdo a las necesidades de la región.
  • Remunerar a los servidores públicos de acuerdo a sus funciones y responsabilidades, sin tanto que ofenda al Pueblo ni tan poco que se vea en la necesidad de pedir moches para llegar a fin de mes.
  • Enfocar sus esfuerzos para atender los servicios públicos, seguridad, transporte, salud y educación.
  • Atender a la ciudadanía de manera directa, sin intermediarios. Más territorio y menos escritorio, dicen por ahí.

Los gobiernos locales que cumplan estas acciones harán realidad una 4T a nivel local, y por fin, después de décadas de saqueo, persecución e irresponsabilidad, tendremos gobiernos que nos cuiden y nos representen. Miles de mujeres y hombres libres le dedicamos todo nuestro tiempo, esfuerzo y recursos a este proceso de transformación para salvar a la nación y para sacar al país de la ruta de colisión que llevaba. En lo personal, le entregué mi juventud a

a la construcción de una revolución que está igualando la balanza para todo un Pueblo al que se le debe mucho. Así cumplí el sueño de mi vida.

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