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La VOX del fascismo

España es el único país donde el fascismo no fue derrotado con contundencia en su época de auge. Francisco Franco supo mantenerse en el poder después de ser derribados los regímenes de Adolf Hitler en Alemania y Benito Mussolini en Italia; los tres ejemplos clásicos de regímenes fascistas europeos del siglo XX.  La cultura política que surgió con el franquismo sigue latente en un sector de la sociedad española actual; el totalitarismo que se impuso fue producto del golpe de Estado impulsado por las oligarquías y la Iglesia católica en contra de la Segunda República Española en 1939, lo que dio paso a la Guerra Civil que significó el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial.  Al ser derrotados sus aliados en Italia y Alemania, la implantación cultural de la dictadura franquista en clases altas y pro-aristocráticas hizo posible que esta se extendiera hasta 1975. VOX se funda como partido apenas en 2013 para reivindicar abiertamente el legado y la continuidad del franquismo, porque representa la expresión de una parte de la sociedad española que se identifica con sus valores elitistas y su ideología ultranacionalista.

La definición del historiador italiano Enzo Traverso sobre las derechas radicales de nuestro tiempo intenta caracterizar a estos nuevos fascismos, pues si bien son diferentes estas expresiones a los regímenes del siglo XX, guardan similitudes que la memoria popular mantiene como alerta frente a la nueva emergencia de estas ideologías que enarbolan el odio, el racismo, la intolerancia y la violencia. Por esto, nunca está de más llamar al fascismo por su nombre.

Hoy día asumimos al fascismo como antítesis de la democracia o la libertad; la ideología fascista consiste en una articulación de la visión del mundo conservadora con la exaltación del uso de la fuerza y un patrioterismo que se expresa como nacionalismo extremo; sus postulados sin recato son la xenofobia, el racismo, el antifeminismo y el autoritarismo. En estas nuevas expresiones, la Islamofobia sustituye al antisemitismo y se mantiene la postura patriarcal en forma de misoginia y homofobia.

A diferencia del siglo XX, no plantean una crítica al modelo económico pues, en medio de la crisis económica financiera, expresan su apoyo al sistema neoliberal y la acumulación de la riqueza que permite la economía capitalista. Los nuevos fascismos son promotores de una narrativa que tiene caldo de cultivo en redes sociales, donde invierten fuertes sumas de dinero y en nombre de los derechos individuales proclaman su derecho al odio y la exclusión del diferente.

La llamada Carta de Madrid, que vergonzosamente firmaron los representantes del PAN -nuestra entreguista derecha local-, corresponde a la estrategia de penetración que ahora VOX implementa en los países de América Latina donde ahora quieren expandirse con el nombre de Iberoglosfera (sic); llamando Méjico a México en un alarde de tufo colonialista. En la Carta encontramos enlistados prominentes golpistas o aspirantes a serlo, que se asumen como “gente de bien” incrustados en todos los niveles de gobierno en nuestro continente. Para ellos, la Cuarta Transformación es incómoda, no solo por sus delirios ideológicos, sino porque en México se recupera la soberanía energética y se terminan los privilegios de empresas extranjeras, que en el caso de las marcas españolas VOX se pretende erigir como fachada o interlocutor.

En México ya fuimos testigos de cómo la ideología fascista permea en sectores sociales de altas esferas y hasta en supuestos académicos que no dudan en asumir el paso de Hernán Cortés como “una empresa civilizatoria y de liberación de la tiranía…”. La derecha necesita sus propios relatos para colonizar la mente y los corazones de los subordinados dispuestos a defender ese antiguo orden.

No por absurda que suene su “cruzada para combatir el comunismo” se puede minimizar la amenaza esbozada que esta iniciativa conlleva como esfuerzo de articulación política de las fuerzas más retrogradas del continente. Las recetas del golpe blando que implican “propagar rumores y noticias falsas, alentar campañas en defensa de la libertad de prensa y las libertades y calentar las calles para desestabilizar” ahora tienen en VOX un asidero internacional, que de manera grotesca interviene en nuestro país y se atreve a llamar “tirano” a un régimen democrático, constitucional y pacíficamente electo, respaldado por el 70% de la población y por el Pueblo organizado que derrotó al neoliberalismo.

En México, el fascismo no pasará. Hay una transformación en marcha que tiene una poderosa fuente de valores culturales éticos, ancestrales y milenarios de nuestros pueblos originarios e indígenas; un proyecto político que se funda en las lecciones de la historia nacional, por ejemplo: la guerra de Independencia y la reforma liberal del siglo XIX; contamos con perspectiva histórica, cuya base es el respeto irrestricto a los derechos humanos, las libertades democráticas, de cultos y religiones, de pensamiento y de preferencias sexuales; somos un Pueblo que mira hacia adelante no hacia el pasado; no aceptaremos que la derecha panista use de parapeto una ideología rancia de odio y terror que fue derrotada culturalmente desde el siglo pasado.

No es menor que el PAN se haya opuesto a todos los avances logrados por la izquierda progresista en la Ciudad de México. como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la interrupción legal del embarazo, la utilización de la píldora del día siguiente; tampoco es casual que el PAN intente ahora organizar un bloque político golpista, estridente y delirante en la capital, a punta de montajes y provocaciones para victimizarse de una supuesta represión, y entonces acudir a que sus jefes en España hagan llamados a la “defensa de las libertades”, cuando no hay ciudad más libertaria y liberal en sus gobernantes y gobernados que la Ciudad de México.

Esos neofascistas que defienden la “supremacía racial”, que aspiran a la nobleza de sangre azul y que tienen una visión conquistadora, pronto mirarán en la principal avenida del país que precisamente se llama Paseo de la Reforma, una hermosa escultura de una mujer indígena donde yacía un monumento a Cristóbal Colon; los ultraderechistas están desesperados y buscan afuera el apoyo que nunca tendrán aquí por vulgares corruptos además de arcaicos sobre-ideologizados. Los tiempos siguen cambiando.

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