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Las expectativas en Claudia Sheinbaum

Definitivamente se viven momentos estelares en la vida pública de México, grandes transformaciones tangibles que son el parteaguas en la historia del que es considerado —actualmente— el movimiento político y social cuantitativa y cualitativamente más grande del mundo. No olvidemos que derrocó pacíficamente al régimen que estuvo arraigado —prácticamente inamovible— durante décadas, y comprendía todo un enramado que blindaba los nexos entre el poder político, los grandes negocios y el crimen organizado, todo al servicio de una oligarquía creada a finales de los noventa.

A este movimiento, que realmente siempre fue mayoría por tener el gran respaldo social, se le había impedido llegar al poder desde el régimen que violentaba la voluntad popular con fraudes electorales —unos más burdos que otros—- Sin embargo, en 2018 fue ya imposible detener el caudal ciudadano, y fue así como, por la vía electoral, se logró la caída del viejo régimen. De ahí a la actualidad el movimiento ha ido avanzando gradualmente con triunfos en elecciones locales de gubernaturas, gobiernos municipales y congresos locales hasta la aplastante victoria refrendando la continuidad y consolidación del proyecto en este 2024.

Sin embargo, no hay que caer en la autocomplacencia, hay todavía muchos aspectos que corregir. El triunfo fue avasallante, pero se perdieron varias capitales de los estados gobernados por Morena, un síntoma más de que el presidente Andrés Manuel trae una forma de gobernanza con mística y compromiso genuino, pero algunos gobernadores legisladores, alcaldes y dirigentes no traen esa frecuencia ideológica. Estos se asumen como feudos políticos y se les dejó la operación electoral para hacer designaciones —con la tradición del viejo régimen de colocación de lealtades más que de talentos— atropellando procesos estatutarios y legales en perjuicio de quienes han luchado toda la vida en el movimiento.

Con Claudia, hay grandes expectativas para el país en todos los sentidos. Es una mujer preparada, honesta y con experiencia de gobierno, pero algo que debemos resaltar es que su trayectoria política siempre ha estado unida a la lucha de las causas del movimiento. Ella se formó en la izquierda, con una idea clara de no qué se debe hacer y qué está prohibido en política. La expectativa va más allá del buen rumbo en el que llevará al país, también está al interior del movimiento, para que se reivindiquen las actuaciones políticas acordes a los principios del movimiento: que la ética política impere en la convivencia y se haga gobierno y política de manera ejemplar.

Claudia no se metió en las candidaturas en distritos federales ni senadurías, mucho menos en los procesos locales, pues estuvo enfocada en la campaña presidencial y la embestida de la derecha. Sin embargo, en su recorrido se hicieron notar las cosas que hay que corregir desde la presidencia, y gracias a su forma metódica de hacer política y gobierno evidentemente se pondrá atención a estas cuestiones tan fundamentales para erradicar vicios que se han estado arraigando en el movimiento.

Por su lado, la oposición evidencia que la deshonra política, la calumnia y el insulto son ya parte de sus rasgos cotidianos, y no entiende que esto lo repudia la ciudadanía. Por eso, no se puede dejar pasar que dentro del movimiento haya orden y disciplina en la buena práctica política. Eso se atiende y se corrige desde el poder, y son cualidades que ha demostrado Claudia en su historial de desempeño político y de gobierno. No será fácil enfrentar a los poderes formados al interior, o a aquellos personajes y grupos con aspiraciones presidenciales prematuras, ni a los feudos de las y los gobernadores que aspiren a sucesiones a la usanza de las monarquías.

En consecuencia, es fundamental regresar al origen de la lucha en cuanto a los principios e ideales; por eso era indispensable en la continuidad y consolidación del nuevo régimen para la Transformación del país un perfil como Claudia, con su formación ideológica y mística amamantada en la lucha. Con toda convicción se puede asegurar que era ella quien mejor representaría al movimiento en esta etapa, tanto para gobernar como para hacer los acomodos al interior… Aunque, sin duda, la ambición desmedida de algunos personajes no evitará que en un futuro no tan lejano —acorde al calendario electoral— pueda surgir la nueva oposición desde las filas del propio movimiento.

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