“Y Dios dijo a la mujer: «Yo multiplicaré tus afanes y tu gravidez. Parirás a los hijos con dolor. Estarás sujeta al poder del varón y él te dominará».”
Génesis
Estamos iniciando el periodo de cuaresma, de acuerdo con la religión católica es un tiempo de una reflexión interna para renovar el espíritu, y para encontrar el arrepentimiento y realizar la penitencia que corresponda a la culpa. Palabra que se escribe con letras grandes en la historia de las mujeres, la culpa, reza el credo, por mi grandísima culpa, y de eso, sabemos mucho las mujeres, ser mujer y ser culpable van de la mano, casi diríamos que es nuestro apellido, nos sentimos culpables por existir, por pensar o desear, la culpa atraviesa la historia y la vida de las mujeres, es de hecho una condicionante para que aceptemos el sometimiento.
Liliana Mizrahi (cuya religión es el judaísmo, porque en todas las religiones hay sometimiento a la mujer con la culpa) dice que “la culpa no es un sentimiento “natural”. Es el instrumento más efectivo para neutralizarnos como sujetos autónomos. Es un arma de domesticación y sometimiento a una cultura totalitaria que nos acusa falsamente.” Las mujeres no podemos ser deseantes sin sentir culpa, no podemos anhelar estar con alguien, ni escapar de una vida de sufrimiento y dolor, porque es “nuestro destino”.
Sentimos culpa por decir “no”, se nos queda en la garganta y lo transformamos por un “bueno, como gustes”, y así nos negamos, porque de lo que no sentimos culpa es de negarnos a nosotras mismas, al final “así tiene que ser”, que trabajamos más horas en el cuidado de las personas en la familia, que hacemos más labores del hogar que toda la familia completa, pues…es lo que se espera de nosotras.
Sería muy largo extendernos en el origen de la culpa, desde el sentido psicológico y antropológico (quizá puedan leer Tótem y Tabú de S. Freud, aunque se discute mucho su percepción sesgada de la mujer) habría que darle un repasito también a la culpa superyoica o persecutoria ya que es aliada del orden patriarcal y del fantasma sadomasoquista, construcción universal en los humanos que tiene su origen en la dependencia infantil, este tipo de culpa, convierte las relaciones en un entramado de miedos, deudas y castigos, de acuerdo a Piedad Ruiz, autora del libro, La culpa en la mujer. Una emancipación pendiente y de acuerdo con sus planteamientos, no hay nada más transgresor para las mujeres que vivir sin culpas, desterrarlas de nuestra vida.