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Lejos del Acuerdo de París y cerca de la catástrofe

“Broken Record- Temperatures hit new highs, yet world fails to cut emissions (again)”, el duro informe del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) previo a la COP28 (Conferencia de las Partes) celebrada a finales del 2023 en los Emiratos Árabes Unidos señala la falta de compromiso de los países que ratificaron el Acuerdo de París.

La humanidad avanza a la dirección misma de su extinción. Sin duda, el cambio climático es un desafío importante a corto y largo plazo.

Las catástrofes ambientales son muy frecuentes: sismos, vulcanismos, deslizamiento de rocas, hundimientos, inundaciones, sequías, desertificación, aluviones, etc., son algunos de los fenómenos recurrentes por la falta de diligencia de los países por ser más sustentables y conscientes de que las medidas implementadas no deben ser mínimas, ni simulaciones —como que haciendo y no haciendo a la vez por apariencia de la buena política, sin compromiso verdaderamente humanitario—.

Ninguna de las agendas de desarrollo de la ONU ha hecho eco significativo en la ralentización de la contaminación ambiental en los países, esa es la cruda verdad. Los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) y los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) —o cualquier nomenclatura futura— son más de lo mismo. Por ejemplo, con los ODS, el agregado al modelo fueron las etiquetas de sostenibilidad y equidad.

Las metas siempre son ambiciosas, pero los tratados internacionales —como el Acuerdo de París— son, como decimos en México, “llamados a misa”, ya que el mundo va encaminado a sobrepasar los compromisos derivados de este.

Acuerdo de París

Para recapitular un poco, sustituyó al Protocolo de Kioto. El compromiso voluntario de los últimos tiempos en materia de cambio climático es el Acuerdo de Paris, el cual fue adoptado por los 196 países que integran la COP, de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, con el objetivo mundial de combatir el cambio climático y desarrollar políticas sustentables, adoptando medidas para disminuir el calentamiento del planeta y estar debajo de 2ºC (de forma sostenida), tomando como referencia los niveles preindustriales, así como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los países que forman parte acordaron brindar el apoyo a otros países que lo necesitaran en tres sectores: finanzas, tecnología y fomento a la capacidad.

Sin embargo, el reporte del PNUMA advirtió la falta de compromiso de los países ratificantes del Acuerdo de Paris al referir que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentaron un 1.29% entre 2021 y 2022 (nivel récord). Los gobiernos no están siendo responsables para hacer frente al cambio climático, y debe añadirse —como refirió Taryn Frasen, coautora del informe y directora de Ciencia, Investigación y Datos, del Instituto de Recursos Mundiales— que “el problema es el ritmo”.

Es decir, los gobiernos no son lo suficientemente rápidos para atender temperaturas que alcanzan nuevos máximos; es más, son diletantes y espectadores, vicios que en otra Pluma Patriótica advertía en cuanto a la seguridad pública.

El mismo informe da cuenta de la responsabilidad directa del cambio climático a aquellas naciones ricas y las personas más poderosas del mundo. “El 10% de la población mundial con ingresos altos es casi responsable de más de la mitad de las emisiones” de CO2.

Por eso se dice que los países se encuentran tan lejos del Acuerdo de París, y tan cerca de la catástrofe. Sabemos cuáles son los problemas, pero pareciera que no queremos solucionarlos.

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