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Lo que significa Claudia

El Día Internacional de la Mujer no es solo una fecha de conmemoración, sino también un momento para reflexionar sobre los avances y desafíos en materia de igualdad de género. Este año, en México, la conmemoración cobra un significado especial y trascendental, pues por primera vez en la historia del país, una mujer ocupa la presidencia, lo que significa un paso importante en la ruptura de las barreras históricas y la apertura de nuevas oportunidades para las mujeres en todos los ámbitos.

La llegada de una mujer a la presidencia en México ha sido resultado de un proceso de cambios bastante complejos en nuestra sociedad. Se enmarca, también, en un contexto más amplio de avances en la participación política femenina en América Latina, donde países como Brasil, Chile y Argentina también han tenido mujeres liderando sus gobiernos.

Durante los últimos 6 años, se han experimentado transformaciones que implican la completa politización del Pueblo de México, como la implementación de políticas públicas que buscan reducir las brechas de género, garantizar derechos fundamentales y visibilizar las demandas de los colectivos feministas. Estos avances han sido posibles gracias a un enfoque progresista que ubica en el centro de la agenda la inclusión y la equidad.

En este sentido, que nuestra primera presidenta provenga de una formación de izquierda, tiene impactos positivos y profundos. La izquierda representa la lucha por causas sociales y la defensa de los derechos de los grupos más vulnerables, trae consigo una agenda progresista que prioriza la igualdad de género, la justicia económica y los derechos humanos. Esta visión no solo implica la representación de las mujeres en el poder, sino también la implementación de políticas públicas que atiendan las desigualdades estructurales.

La Dra. Claudia Sheinbaum representa, además, la ruptura de un «techo de cristal», la metáfora que describe las barreras invisibles que históricamente nos han impedido a las mujeres alcanzar posiciones de liderazgo, enviando un mensaje poderoso a todas las niñas y mujeres del país: el acceso a los más altos cargos de poder es posible, y la participación política de las mujeres no solo es necesaria, sino urgente para la consolidación de una sociedad más justa y democrática.

El feminismo, en su diversidad y pluralidad, ha sido fundamental para visibilizar no solo las desigualdades de género, sino también otras formas de opresión que afectan a las mujeres indígenas, rurales, afrodescendientes y de la comunidad LGBTQ+. Contar con la presidenta Claudia, una mujer comprometida con la agenda progresista, implica la oportunidad de fortalecer políticas públicas inclusivas que respondan a las necesidades del sector poblacional de nosotras, las mujeres, pero especialmente las que enfrentan múltiples discriminaciones.

La Presidenta de México cuenta actualmente con un 80% de aprobación y se ubica como la segunda líder a nivel mundial con mayor respaldo ciudadano. Este nivel de aceptación no solo refleja la aprobación de sus políticas y decisiones, sino también la confianza depositada en su liderazgo firme y estratégico. Su inteligencia y determinación han sido clave para impulsar la lucha en pro de la soberanía nacional y la justicia social, fortaleciendo la percepción de que las mujeres estamos plenamente capacitadas para liderar procesos de cambios profundos.

La presidencia encabezada por una mujer de izquierda en México ofrece una ventana de oportunidad única para consolidar estos avances y demostrar que el feminismo, es un motor indispensable para la democracia y el bienestar del pueblo.

Ver a la Dra. Claudia Sheinbaum liderar nuestro país no solo es motivo de orgullo, sino también una fuente de esperanza para millones de mujeres que durante décadas han luchado por igualdad y justicia. Su llegada a la presidencia simboliza la fuerza de todas las mujeres que han salido a las calles, de las que alzaron la voz y rompieron silencios y de las que asumen la lucha desde su trinchera. Es la prueba de que los sueños colectivos pueden hacerse realidad cuando existe convicción y perseverancia.

Como mujer, me llena de emoción saber que nuestra primera presidenta es alguien con una visión clara y comprometida con las causas sociales y el Humanismo Mexicano. Ver a una mujer en el cargo más alto de la nación, defendiendo los derechos de todas y todos, me hace sentir acompañada y representada. Es imposible no sentir esperanza cuando una de las nuestras toma las riendas del país con firmeza y empatía dispuesta a transformar la realidad y hacer historia.

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