La juventud no es un tema tabú en la política, por el contrario, cualquier oportunidad es buena cuando se hace referencia a este sector de la sociedad en los discursos políticos, siempre para bien, caro sale para mal. Sin embargo, se habla de la juventud como un todo, y es más complejo que solamente una palabra.
Si bien la juventud es un concepto etario y en estricto sentido es correcto hablar “de los jóvenes”, socialmente es un conglomerado complejo, dispar en sus anhelos y sueños, y difícil de significar para que los mismos jóvenes se sientan atraídos al discurso político.
¿En realidad a los jóvenes no les interesa la política? O, los que hacen política ¿tendrán en su mente atraer a los jóvenes? ¿Saben cómo hacerlo?
Mucho se recurre, por el ala izquierda, por ejemplo, (además de ser el espectro político que más les habla, cuando menos en México) a remembrar la frase de Salvador Allende, la cual inmortaliza “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”, y tiene razón, pero debe entenderse el contexto de lo que le representa la revolución a la juventud, lo cual se acercaría más, desde mi perspectiva, a la rebeldía. Una etapa en el proceso de crecimiento dónde todos fuimos contreras.
No obstante, la revolución sería asumir el compromiso de rebelarse por una causa. Actualmente, ¿cuáles son las causas de los jóvenes? ¿Piensan, anhelan, desean lo mismo los jóvenes de la ciudad qué los del campo, o los de Monterrey a los de Chiapas?
Para la política tradicional, el dato duro es que, para este proceso electoral del pasado 2 de junio, el rango juvenil de votación representó alrededor del 27% del padrón; es decir, casi el 30% de los ciudadanos con derecho al voto.
Pero ¿votan igual? ¿Cuántos votan? En la elección de 2018, el INE contabilizó que alrededor del 57% de los jóvenes de 19 años votaron, y de 20 a 29 años votaron el 52 % aproximadamente, esperemos la estadística oficial de la elección reciente. Sin embargo, se encuentran por debajo del promedio de participación política de ese mismo año, que fue 63%.
Para los siguientes rangos de edad, el promedio de votación tiende a caer y no se levantará hasta los grupos de edad de mayores de 65 años, que en México son otro importante número de votantes.
No es nuevo que exista una desconexión entre la juventud y la política, pues generalmente los actores políticos son personas que van de los 40 a los 70 años y le hablan, principalmente, a la gente que comparte sus grupos de edad. Aunque, hemos presenciado cómo muchas veces a los políticos haciendo esfuerzos retóricos para “hablarle a la chaviza”, diciendo: “chido”, ¡vaya esfuerzo!
O no dejar pasar el marketing electoral, haciendo referencia a las tonadas y musicalizaciones que muchos jóvenes traían en boca.
Hay que entender que hablar de la juventud en política no es retórica, ni recurso narrativo en la elaboración de los discursos. Nuestra juventud no participa de la política, tal vez por qué no le interesa y cuando le interesa, tiende a decepcionarse. Pues no existe una agenda concreta para ellos, para atender sus problemas.
La juventud en México pasa por problemas tanto socioeconómicos como psicológicos, incluso como cualquier adulto, pero muchas veces se encuentran en indefensión precisamente por su edad, a ello añadámosle el entorno en el que se desarrollan. No verá la vida de la misma manera un adulto maduro o un adulto mayor a un joven que está experimentando las relaciones sociales, económicas, políticas, etcétera.
Hablarles a los jóvenes implica adentrarse en sus problemas, convivir con ellos y conocer su entorno. Me parece, es una buena práctica. Tal vez así sepamos construir una agenda integral para ellos, pero fundamentalmente también saber comunicársela.
AMLO hablaba del «tigre» haciendo referencia al Pueblo que se encontraba adormecido, pero salió masivamente a frenar al proyecto neoliberal. Los «hijos del tigre» esperan apaciguados, pero la pasividad no es eterna. Esperemos cuando salgan, sea para bien, pues muchas veces dan lección de vida en la política, sobre todo cuándo ésta última es sorda.
Habría que comentar más el tema…