La coalición de izquierda Nuevo Frente Popular obtuvo una sorprendente victoria en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia. Contra todo pronóstico los partidos de izquierda liderados por la Francia Insumisa y por hijos de los inmigrantes —esos jóvenes marginados de los suburbios que fueron convocados a votar por el futbolista Kylian Mbappé—[1] relegaron hasta el tercer lugar electoral a la Agrupación Nacional. El partido de la populista de derecha Marine Le Pen, el cual era favorito por haber sabido capitalizar el descontento social provocado por el liberalismo económico que también ha llevado a las puertas de Europa la guerra por recursos naturales y acceso a los mercados[2], exacerbando la desigualdad social y una migración descontrolada hacia Europa.
Con el fin de revertir los triunfos recientes de la extrema derecha[3], el Nuevo Frente Popular hizo una alianza entre los partidos de izquierda construyendo un plan de gobierno a partir del manifiesto de la Francia Insumisa[4]. Este manifiesto, que pugna por recuperar la soberanía nacional para alcanzar la justicia social y económica garantizando la igualdad de derechos, está inspirado en los resultados logrados por el Humanismo Mexicano, el eje del proyecto de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador, según lo ha repetido en diversas ocasiones Jean-Luc Mélechon, el veterano líder del partido vanguardista de izquierdas[5].
Después del alivio por evitar el triunfo de la extrema derecha en las elecciones legislativas, Francia está ante un escenario inédito con fuerzas casi igualadas y se enfrenta a la incertidumbre respecto a quién formará el nuevo gobierno. Si la izquierda quiere gobernar, necesitará el apoyo de al menos parte del bloque centrista de Macron, que ha dejado en claro que no aceptará una coalición que incluya a la izquierda postcapitalista de Jean-Luc Mélenchon[6] y su partido, que insiste en la implementación de su programa sin cambios.
Lo anterior contrasta con la contundente victoria de la doctora Claudia Sheinbaum, que no solamente fue consecuencia de que 5 millones de personas salieran de la pobreza —así como del resultado de las políticas públicas para el fortalecimiento del mercado interno, del combate a la corrupción, las finanzas públicas sanas y de la recuperación de la soberanía energética—, sino del sentimiento de esperanza que comparten la gran mayoría de los mexicanos de que el rumbo que ha tomado el país es el correcto para romper con los ciclos de reproducción de pobreza y desigualdad.
Mientras que en Francia la clase política discute durante las Olimpiadas sobre cómo formar un gobierno que pueda liderar la coalición de izquierda que triunfó en las urnas, en México el equipo de transición trabaja para profundizar la transformación creando las condiciones para cumplir las metas a largo plazo de inversión extranjera directa; de seguir siendo el socio comercial más importante de los EEUU, de mantener los índices históricos de desempleo liderando por primera vez en este rubro a los países de la OCDE[7], para traducirlo en mejor vivienda; mejor educación, mejor movilidad, mejor salud. En otras palabras: garantizar los derechos sociales, económicos, ambientales y culturales de todos los mexicanos.
También existe la posibilidad que el Centrismo de Macron divida al Nuevo Frente Popular y llegue a un arreglo con los Verdes y los Socialistas para formar gobierno y mantener el statu quo. Esto pondría en entredicho el plan de gobierno preferido en las urnas para fortalecer los servicios públicos de educación, salud y transporte; promover una agricultura sostenible protegiendo tanto a la biodiversidad como al productor local de los monopolios agroindustriales y una manejar una transición energética sensata y justa[8].
El escenario anterior sería como si Francia rechazara el claro mensaje que los marginados de su país les enviaron el pasado 7 de julio. Estos hijos de migrantes, seguidores de Mbappé, que ya se han manifestado de forma violenta con las protestas de las banlieues[9] pero que participaron de forma ejemplar en el reciente ejercicio democrático, podrían llegar a la conclusión que su sistema político no es el camino para una transformación profunda de la dividida sociedad francesa, basada en los principios de justicia social del Nuevo Frente Popular, que si bien pudo contener por ahora a la ultraderecha, aún no ha logrado detener su avance.
En tanto los franceses se toman el verano para organizarse, en México tenemos un proyecto que sí funciona y el consenso para seguir construyendo justicia social. ¡Manos a la obra!
[1] MBAPPÉ llama a los jóvenes a votar contra la EXTREMA DERECHA en FRANCIA #shorts #lr
[2] Tan solo el boicot al gas ruso derivado del conflicto en Ucrania provocó una serie de desafíos y cambios estructurales en Europa, afectando la economía, la política, la sociedad y el medio ambiente.
[3] Ni progres ni fachos – El Soberano
[4] Algunos de los principios y propuestas clave del partido incluyen la redistribución de la riqueza; la nacionalización de sectores estratégicos; la protección del medio ambiente; la democratización de las Instituciones; defender los Derechos Sociales y promulgar una Política Exterior independiente.
[5] «Para nosotros AMLO es un símbolo de cambio fundamental…» Jean-Luc Mélenchon
[6] «El derecho al tiempo libre» ejemplo de la izquierda postcapitalista de Jean-Luc Mélenchon
[7] Mantiene México tasa de desempleo a la baja: OCDE
[8] «Nuevo Frente Popular»: el programa completo de la coalición de las izquierdas francesas – El Grand Continent
[9] Las ‘banlieues’, el origen de las revueltas en Francia: suburbios con un alto riesgo de pobreza y paro disparado