Renata Turrent

Marzo se viste de verde

Con la discusión que ha generado que la derecha esté tratando de capitalizar el movimiento feminista, ha quedado poco tiempo para ahondar en cuestiones más importantes como lo son las demandas. No cabe duda que el intento de treparse a un movimiento en el que no solo no creen sino que llevan años tratando de aplastar, es miserable. Cómo olvidar que en 1991 el PAN bloqueó la iniciativa del Ejecutivo para legalizar el aborto por razones socioeconómicas o que usaron a la CNDH y a la SCJN para atentar en contra de la legalización del aborto en el entonces Distrito Federal, entre muchas otras acciones que se oponían a la apropiación de derechos de las mujeres. Hay que decirlo claro: el feminismo y la derecha tienen desacuerdos fundamentales que son irreconciliables porque el sistema político, social y económico que proponen atentan contra el núcleo de nuestros derechos y demandas. 

En este sentido, el auge del movimiento feminista en México se puede sintetizar en dos ingredientes: un gobierno que por primera vez en décadas tiene un profundo respeto por la protesta y dos, la lucha social y por la unidad que ha generado la crisis de violencia contra las mujeres. Y es que no sólo matan a 11 mujeres al día –equivalente a un crecimiento del 111% en los últimos cinco años—; el machismo en México es una epidemia y atraviesa todos los espacios que ocupamos las mujeres. Los datos no mienten: seis de cada 10 mexicanas reportan haber tenido por lo menos un evento violento en su vida, casi el 70% de las mujeres ha sido víctima de violencia de pareja, 90% de las mujeres han sido acosadas en el transporte público y México es el país con mayor incidencia de abuso sexual infantil en el mundo. Hay pocos datos sobre acoso laboral pero encontrar a una mujer que nunca haya sido acosada en su empleo es una misión imposible. Prácticamente nos ocupamos de todo el trabajo del hogar –que por cierto equivale a casi el 24% del PIB— y del cuidado de los y las hijas y adultos mayores. En resumen: nos matan, nos violentan y además cargamos con responsabilidades que no nos corresponden. Estamos dolidas, pero sobre todo hartas. 

Los datos y las anécdotas respaldan nuestra exigencia de transformar este país machista. A nivel público se necesitan políticas transversales que garanticen los derechos de las mujeres. Es urgente que exista una estrategia nacional para detener la violencia extrema contra las mujeres que incluya la homologación del delito de feminicidio en los códigos penales; fiscalías especiales; recursos para investigación y prevención y refugios de emergencia, entre otras cosas. Se necesitan también leyes y mecanismos que realmente protejan a las mujeres y castiguen a los perpetradores de acoso sexual, laboral o político;  licencias de paternidad de igual o similar duración que las licencias de maternidad; flexibilizar los horarios laborales de hombres y mujeres para incentivar una repartición de labores del hogar y de cuidados justa; incluir teoría feminista en los planes de estudio desde primaria hasta educación superior; cambiar las leyes para que los delitos de acoso sexual infantil no prescriban; y definitivamente legalizar la interrupción del embarazo porque para empezar a tirar un sistema opresivo se necesita primero garantizar igualdad y autonomía básica. A nivel individual es indispensable que los hombres realmente se pongan a trabajar en sus violencias. Es su responsabilidad educarse, dejar de ocupar espacios que no les corresponden y sobre todo identificar, responsabilizarse y reparar sus múltiples formas de violencia diaria. 

Marzo se viste de verde para visibilizar y exigir que se cumplan nuestras demandas, pues de no hacerlo, el machismo nos seguirá matando literal y figurativamente. 

 

Renata Turrent. Maestra en políticas públicas por UCLA con especialidad en trabajo social y licenciada en economía por el Tecnológico de Monterrey. Profesora de desarrollo económico y género en la UNAM. Experta en políticas públicas con enfoque feminista. Ha trabajado en el desarrollo e implementación de programas de reinserción para jóvenes privados de su libertad.

Twitter: @rturrent

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