Fernando Chacón

Masculinidades en crisis

Compañeros, necesitamos hablar:

Durante las últimas semanas hemos visto mesas de análisis de c-ñores onvrez hablar sobre qué es y cómo debería ser el feminismo desde su muy privilegiada forma de ver la vida o, lo que es peor; pretenden decirles en debates a las compañeras cómo sí deberían protestar sin tomar en consideración la rabia de vivir en un país donde las acosan, comparten sin su consentimiento sus nudes, las hostigan, las desaparecen y las matan. 

Curiosamente no hemos visto una mesa sobre lo que realmente nos toca cuestionarnos a los hombres: las masculinidades. Razón por la cual quiero utilizar este espacio para reflexionar sobre ello. 

El próximo paro del 9M servirá no sólo para detener la producción, hacer memoria por las que ya no están víctimas de la violencia feminicida, sino también, para poner pausa a la espiral de una cotidiana forma de vivir, para cuestionarnos, hacer un balance de nosotros mismos y abonar a la transformación de la vida pública del país modificando la forma en cómo nos relacionamos con las mujeres de formas no-violentas. 

Somos una generación que ha sido testigo de una barbarie en contra de las mujeres desde 1993 a partir de la llegada de la industria maquiladora en Ciudad Juárez, donde las desapariciones, feminicidios y violencias de género han sido una constante que parece no tener una solución inmediata. 

Este escenario nos ha dado cuenta de que muy a pesar de los enormes esfuerzos que las compañeras feministas, desde la academia, las movilizaciones en las calles, hasta el trabajo legislativo en el Congreso de la Unión con las que sus luchas se han materializado en cuerpos normativos, políticas públicas e instituciones con el objetivo de eliminar todas las formas de violencia en contra de la mujer, no han sido suficientes para reducir la enorme vorágine de violencia feminicida. 

Una razón digna de considerar por la cual los esfuerzos reformistas en materia para la igualdad de género no han sido suficientes para prevenir el delito, lo podríamos encontrar en que el feminicidio consumado ha sido el producto de todo un sistema de pensamiento patriarcal que tiende sus raíces en la cultura y es, en ese plano profundo, donde debemos revisar qué está pasando. 

Bien decía el gran escritor Carlos Monsiváis cuando se refería a la cultura mexicana y su componente machista: "(…) desde la revolución, el machismo deviene de la afirmación de una masculinidad que se define, no como diferente de la feminidad, sino en contra de ella. Al mismo tiempo, el machismo vocifera la protesta de una mayoría pobre y desprotegida: No tenemos dinero, poder ni cultura, pero al menos somos muy machos”. 

Sin embargo, la avanzada feminista de los últimos meses a nivel latinoamericano está logrando que el miedo cambie de bando. Hasta hace poco fue prohibido y castigado el tráfico de packs, primero en los Códigos Penales de los Estados de Chihuahua y Yucatán para posteriormente extenderse a otras entidades federativas por el empuje de mujeres valientes que alzaron la voz cuando fueron víctimas como Olimpia Coral y Ana Baquedano. 

El tipo penal del feminicidio tiene apenas unos años y el voto de la mujer fue el resultado histórico de la lucha de las sufragistas a principios del siglo pasado. Es decir, es poco el tiempo que tiene la lucha, pero las victorias sociales, políticas y jurídicas que han logrado son muy significativas. 

El movimiento feminista es tan disruptivo porque viene a cuestionar todo y a todos; ya que, a través de la filosofía y teoría de género están planteando preguntas que ponen entre signos de interrogación los dogmas del machismo haciendo que a los hombres del presente nos dé comezón donde antes no daba comezón porque nuestro actuar violento estaba invisibilizado. 

A los hombres nos tocan tiempos de mesura y de aprender a escuchar, no saltar con el primer comentario reaccionario que venga desde las tripas sino reflexionar el porqué de sus demandas al Estado pero también a nosotros en un plano de corresponsabilidad política como integrantes de una comunidad donde ellas no se siente seguras, porque el peligro de ser desaparecidas y privadas de la vida por el simple hecho de ser mujer está latente. 

Las certezas de antes se erosionan en el aire pues cuando pensábamos que teníamos las respuestas vienen las compañeras feministas y nos cambian las preguntas. Eso nos exige reconsiderar muchas cosas, desde lo micro hasta lo macro. 

Implica romper con el sistema binario de género que impone roles sociales según qué órgano reproductivo tengas, no importando cuál sea tu orientación sexual, o bien, tu identidad de género. Camisas de fuerzas identitarias. 

Implica dejar atrás la demostración de fuerza con ritos de iniciación como modo de reconocimiento frente a otros hombres para ser aceptado en una fraternidad que tiene su correlato más siniestro en las estructuras de la mafia, como apunta la antropóloga feminista Rita Laura Segato en la violencia expresiva que se manifiesta en los cuerpos ultrajados de las mujeres víctimas de feminicidio en Ciudad Juárez y que relata en su obra “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: Territorio, soberanía y crímenes de segundo estado”. 

Implica, comprender que el modelo de masculinidad hegemónica empuja a contextos de frustraciones constantes a los varones en general si el niño, joven o adulto no es mujeriego, adinerado, más fuerte y más violento que los demás. 

En contextos de precarización, este ideal masculino lleva, precisamente, a construcciones sociales que, en un clima de híper-consumo estimulado a manera de bombardeo mediático permanente, en un país donde los empleos no dan para comprarse esa trocota Ford o de plano no hay empleo; donde los medios de comunicación crean una sociedad del espectáculo de la violencia y donde el narcotráfico ofrece dinero fácil, mujeres, armas y reconocimiento entre sus pares con narcocorridos, el machismo es funcional al mercado en menoscabo de cualquier visión humanista. 

Por último, antes de cometer el error de adjudicarnos el rótulo de “feministas”, comencemos un proceso diario de deconstrucción de nuestras violencias interiorizadas, normalizadas y apoyemos, sin estorbar, desde atrás, escuchando y aprendiendo de la vanguardia feminista que tiene reclamos legítimos de vivir en una sociedad donde puedan caminar tranquilas sin el temor de ser levantadas para reclutarlas en una estructura de trata de personas donde lucren con sus cuerpos para tiempo después ser arrojadas en algún lote baldío. 

Eso sí: la mejor forma de apoyar desde una postura política clara es desde la lucha anti-fascista, pues el fascismo es por definición machista, misógino, conservador, racista, clasista, homofóbico, transfóbico y miserable con cualquier expresión de la otredad. 

Al Estado mexicano en todos sus órdenes de gobierno, federal, estatal y municipal, le toca absorber las demandas societales de las mujeres en materia de derechos reproductivos y sexuales, en materia de seguridad y en materia cultural para deconstruir de raíz la visión patriarcal del Estado como fundamento de la nación mexicana. 

Al sector privado le toca respetar al feminismo de las mujeres trabajadoras quienes han sido las principales víctimas de feminicidios y sumarse al paro sin ningún tipo de represalias. En este tema INDEX se ha negado pues dicen que el sector maquilador en Ciudad Juárez no está en posibilidad de otorgarles como día de asueto el próximo 9 de marzo a las mujeres que trabajan en sus empresas porque ello “afectaría severamente sus programas de producción y crearía problemas a sus clientes”. 

Lo anterior es muestra de que las actitudes patriarcales y funcionales al mercado son las primeras que deberían ser deconstruidas para avanzar hacia una sociedad que respete los derechos de las humanas. 

Una tarea titánica pero que la ola verde empuja como tsunami en la revolución de conciencias que abandera la lucha feminista. 

Fernando Chacón. Asesor parlamentario en el Senado de la República, analista político y demócrata radical. Trabajó en el Observatorio de Violencia Social y de Género de Ciudad Juárez.

Twitter: @felixfernandoch

 

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