El fútbol mexicano generalmente ha sido una extensión de los moldes mafiosos del viejo régimen; han sido pocos los momentos luminosos donde los aspectos deportivos han prevalecido sobre los intereses de grupos económicos, y no al revés. Así ha generalmente sucedido en su turbulenta historia, marcada por una liga que está por debajo del verdadero nivel futbolístico nacional y de la pasión que este deporte despierta en los aficionados del país.
La selección de México fue suspendida de competencias internacionales en el año 1990, especialmente de la Copa Mundial de Fútbol de Italia 90, lo que dejó a un jugador de la talla de Hugo Sánchez durante su cúspide deportiva y a toda la generación que había brillado en el mundial previo de México 86 sin participar en la justa más importante. Esta suspensión se desprendió de un penoso caso de corrupción denominado «Los Cachirules», pues desde la Federación Mexicana de Fútbol se modificaron papeles para favorecer la participación de jugadores de mayor edad en torneos con límite de edad. Así lo descubrió el periodista deportivo Antonio Moreno t5ras revisar un anuario publicado por la propia Federación.
Fue en ese contexto cuando el fútbol mexicano organizado por la FMF tocó fondo, hubo una especie de rebelión de directivos y se lograron sacudir por algunos años del control —abierto o soterrado— que siempre ha mantenido Televisa sobre el fútbol profesional en México; así, la nueva administración de la FMF tenía a Emilio Maurer y Francisco Ibarra al frente cuando se anunció la llegada del entrenador campeón del mundo con Argentina en 1978, César Luis Menotti, para dirigir al Tri en noviembre de 1991.
Fueron 23 partidos que los dirigió Menotti, el filósofo del fútbol desde el banquillo tricolor. Las turbulencias en el seno organizativo del balompie continuaron y Televisa retomó el control de lo que también significa un millonario negocio.
Mario Velarde, Alberto Guerra, Manuel Lapuente, César Luis Menotti y finalmente Miguel Mejía Barón desfilaron entre 1989 y 1993 en la dirección técnica del equipo. Mejía Barón fue finalmente el entrenador que dirigió a México en el Mundial de Estados Unidos 1994.
Pero la irrupción de Menotti en la selección nacional fue un parteaguas esencial. Menotti promovió entre los jugadores la idea de lograr un estilo y una personalidad futbolística acorde a la idiosincrasia y cultura nacional, es decir, proyectar los valores de México en la personalidad del futbolista.
En el plano administrativo, Menotti convenció a los directivos de romper el aislamiento de jugar en la CONCACAF; de ahí surge la participación de México en la Copa América de 1993, cuando se participó por primera vez ese torneo. Con Mejía Barón se llegó a la final y se logró el subcampeonato, pero la opinión generalizada es que los cimientos del resultado fueron obra de «el Flaco». Además, el entrenador argentino buscó que la selección realmente se fogueara, así México jugó varias veces en Europa en el 1992, con rivales como Alemania, Croacia, Rusia, Rumania y Bulgaria.
Para los periodistas críticos y analistas del fútbol nacional es un consenso que los 23 partidos que dirigió Menotti les imprimió una mentalidad ganadora a los jugadores, y la búsqueda de respeto al significado de representar un país en la cancha; algo inexistente en la selección mayor de hoy en día.
El futbol de todo el planeta se enriqueció con la presencia de Menotti, quien el 5 de mayo de este 2024 partió a los 85 años. Sus enseñanzas en México quedarán para la historia, lamentablemente, no hubo continuidad a sus caminos. El estratega argentino fue más que aquel personaje que se atrevió a dejar fuera de un mundial al entonces novato Diego Maradona y llevar a Argentina a ganar su primera Copa del Mundo en 1978. Fue un referente intelectual del fútbol y del deporte, trascendiendo las barreras del espectáculo como tal y expresando las posibilidades de creación, acción y pensamiento del ser humano, comprendiendo su contexto personal y social y aspirando siempre a la colectividad.
Menotti decía: “Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar”. Cuánta falta hacen los ideales de Menotti en el alicaído futbol nacional, y más en sus selecciones.