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Mercadotecnia mezquina para políticos charlatanes

Hay que ser muy caradura para usar temas y causas sensibles con el objetivo de hacerse publicidad personal. Es muy mezquino hacer uso político de asuntos tan sensibles como: las y los enfermos de cáncer, los embarazos adolescentes o las adicciones en jóvenes; sin embargo, existen políticos que hacen sus campañas personales con base en temas así de dolorosos. El más reciente ejemplo en México es la pareja neoleonesa en el poder, que arma un circo diario a través de las redes sociales de la influencer rubia que ahora tiene un cargo honorífico en el gobierno de Nuevo León, la misma que lucraba hace poco con insumos médicos en plena pandemia, por su puesto aprovechando el gran alcance que han conseguido en estos tiempos con las redes sociales y sus herramientas publicitarias.

Otro ejemplo reciente es la estrategia que usó el PRI y Televisa para posicionar a Peña Nieto y a su esposa actriz, esa novela la acabamos de ver hace poco. ¿La recuerdan?

Noam Chomsky, en su lista de “10 estrategias de manipulación mediática”, incluyó: utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, en el número seis de su top. Esto es: el uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional y finalmente el sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos, temores e inducir comportamientos.

Tenemos claro cómo los medios de comunicación masiva actúan como transmisores de mensajes hacia la ciudadanía promedio, todo esto bajo los objetivos políticos y financieros de los dueños de dichos medios y sus aliados. Por ejemplo, el sistema dominante en gran parte de Latinoamérica tiene una gran plataforma mediática para desinformar, desvirtuar o manipular los hechos noticiosos según convenga el poder económico y en contra de los Pueblos que luchan por su soberanía.

Ahora se suman a estos medios de comunicación las poderosas redes sociales que, como ya sabemos, no siempre funcionan de manera orgánica y ahora también los intereses del neoliberalismo intentan conquistar esos espacios con lo único que pueden: con dinero.

Los orígenes de la mercadotecnia política en el mundo se dan a mediados del siglo XX en los E.E. U.U., en ese tiempo ya se determina como necesaria la utilización de expertos en imagen y la persuasión, se comienzan a tomar conceptos conductuales, psicoanálisis y el análisis al comportamiento de los electores. En México, su auge se comienza a notar en la elección del 2000, cuando es visible el uso de varios recursos publicitarios y de mercadotecnia política para poder posicionar al candidato “opositor” al eterno PRI, al que prometía un cambio. Lamentablemente más adelante el político electo resultó un corrupto, ganó la elección gracias al pueblo que deseaba cambiar el régimen y a muchos recursos de marketing; fue un engaño, ese personaje traicionó duramente a quienes confiaron en que él sería un cambio, claro, hablo del deleznable Vicente Fox.

No solo necesitamos campañas, necesitamos acciones concretas y honestas en beneficio de la mayoría, jamás de una minoría. La banalización de la política no es opción, la política es para servir.

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