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México 2025: entre el cambio social y la estabilidad política

Por: Raúl Guzmán

Con el año 2025 a la vuelta de la esquina, México está en el umbral de decisiones que no solo definirán los próximos seis años, sino probablemente toda una generación. Desde la sucesión presidencial con la primera Presidenta en la historia del país, hasta el futuro de asuntos tan cruciales como la seguridad, el bienestar social y la economía, el país se enfrenta a un escenario donde las promesas de cambio y estabilidad juegan una partida tan intensa como incierta. Aunque muchos prefieren evitar los temas de política, este momento es inevitablemente atractivo porque, de algún modo, los efectos de las decisiones que se tomen hoy nos alcanzarán a todos. Un punto de interés es la sucesión presidencial en un contexto donde las fuerzas políticas están más polarizadas que nunca. Por un lado, la continuidad de la llamada “Cuarta Transformación” se posiciona con promesas de profundizar en sus cambios sociales, reforzando políticas de bienestar y de inclusión social que han definido el sexenio actual. Por otro lado, las corrientes opositoras intentan organizarse, pero sus propuestas carecen de una visión clara y unificada. Muchos de sus planteamientos parecen carecer de fundamentos sólidos y se limitan a oponerse por razones partidistas. Como resultado, estas promesas de moderación parecen dispersas y poco coherentes, generando dudas sobre la existencia de un verdadero rumbo común.

¿Cuál es la apuesta correcta? Esa es una pregunta compleja, pero lo que es evidente es que México se encuentra en una encrucijada donde no existen respuestas simples. El electorado está más dividido que nunca, y no solo por las habituales lealtades políticas, sino porque el país ha cambiado. Los jóvenes, que representan una parte importante del padrón electoral, buscan modelos de gobierno que les aseguren oportunidades y bienestar, mientras que los sectores más afectados por la violencia y la inseguridad exigen medidas contundentes. No es sorprendente, entonces, que en cada rincón del país se discutan temas de seguridad y economía en la misma mesa donde también se habla de educación, acceso a la salud, y oportunidades laborales. Uno de los temas más sensibles es el de la seguridad. La situación actual en México nos confronta con la pregunta: ¿es posible alcanzar una paz duradera sin cambios de raíz? La seguridad es un reto monumental, y las estrategias varían entre quienes apuestan por mantener la actual Guardia Nacional como fuerza central en el combate a la delincuencia y quienes exigen una reestructuración que permita una mayor colaboración entre los niveles federal y local. Ambas posturas tienen sus méritos y sus riesgos, y mientras algunos ven en la actual estrategia un esfuerzo sólido, otros consideran que podría incrementarse la colaboración con otras instituciones nacionales e internacionales para reducir la violencia que afecta la vida cotidiana de millones. Por otro lado, la economía es el gran tema del que nadie puede escapar. México no es ajeno a la tendencia mundial de inflación y al aumento en el costo de vida, y el próximo gobierno, sea cual sea su color político, deberá enfrentar este reto con un enfoque integral. Las políticas de apoyo social, como las pensiones y programas para los sectores vulnerables, han marcado una pauta importante en los últimos años, y millones de mexicanos dependen de estos apoyos para su sustento diario. La pregunta, entonces, es cómo financiar estas iniciativas de manera sostenible, y aquí la discusión económica se torna inevitable. A medida que la presión fiscal aumenta, el reto de hacer más eficiente la administración pública y de atraer inversión para generar empleos es una necesidad palpable. Sin embargo, más allá de los grandes temas, también se encuentran las voces de quienes día a día viven estas realidades. A diferencia de las décadas pasadas, hoy es más fácil que cualquier ciudadano haga escuchar su voz, ya sea en redes sociales, en organizaciones comunitarias o en foros de discusión. El México de hoy es un país donde la gente está conectada, donde las nuevas generaciones exigen transparencia, inclusión y un compromiso real con el cambio. Esto obliga a los candidatos y partidos a ir más allá de las promesas vacías y a presentar propuestas concretas, pues los votantes de hoy están mejor informados y son más críticos que nunca. La política en México, entonces, no es un tema para especialistas. Es una conversación que se vive y se siente en cada rincón del país. Desde el agricultor en el campo que lucha por hacer que sus tierras sean más productivas, hasta el estudiante en la universidad que busca un empleo estable en un mercado laboral cada vez más competitivo, todos tienen algo en juego. Lo que está en juego en estos tiempos va mucho más allá de asuntos partidistas, colores o fuerzas políticas: es el rumbo de un México lleno de potencial, con una cultura vibrante y una generación joven que representa el futuro. Cada promesa y cada propuesta impactará vidas reales, y aunque las posturas puedan dividirnos, todos compartimos el mismo anhelo de un país más equitativo y seguro. La democracia mexicana sigue viva, y es responsabilidad de todos, sin importar nuestras preferencias, formar parte de este momento histórico.


@raulguz237
Político y estudiante de Derecho en la Universidad La Salle, líder estudiantil comprometido con los ideales de la socialdemocracia. Como empresario, busco impulsar un desarrollo económico inclusivo para todas y todos.

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