Imaginemos que caminamos por las calles de Londres, París o Madrid, nos encontramos con que los servicios bancarios básicos como consultar el saldo, recibir/enviar una transferencia o retirar en un cajero automático no tienen costo alguno. Esta es la norma en muchos países desarrollados.
En estos países queda claro que los bancos son licencias que el Estado les otorga, y por tanto es un privilegio, no un derecho de explotación. Lo mismo aplica para todas las terminales bancarias que operan desde las tiendas de conveniencia. Recibir pagos y fungir de intermediarios es un privilegio.
Sin embargo, al cruzar nuestras fronteras y llegar a México, la realidad es otra. En nuestras ciudades, los mismos bancos que operan de manera regulada en sus países de origen, imponen cargos por cada acción:
Retiro de efectivo: ¿pagar por tener nuestro propio dinero en la mano?
Consulta de saldo: ¿cobrar por saber cuánto tenemos?
Transferencias: ¿comisiones por mover nuestros recursos?
Increíble que al usar una tienda de la esquina se tenga que pagar por depositar (darles) dinero.
Cada pago que realizamos y que mantienen en su poder el dinero que les damos, les genera intereses a estos negocios, y además nos cobran.
¿Por qué ocurre esto?
La respuesta es sencilla: porque se les permite. Las autoridades mexicanas han otorgado licencias bancarias a instituciones extranjeras sin actuar certeramente. Décadas de abuso.
Esto ha creado un escenario donde los bancos, en lugar de ser agentes de desarrollo económico, se han convertido en extractores de recursos de la población. Dirán que prestan recursos, sin embargo, cuando se compara con otros países donde operan los mismos bancos, a nosotros nos extorsionan forzándonos a pagar comisiones y seguros inventados. Si esto es así con nosotros consumidores, es peor para los pequeños negocios, donde deberían los bancos garantizar el acceso a servicios financieros de manera gratuita para el funcionamiento de la economía. Es decir, al tener una licencia tienen permiso de hacer dinero y como beneficio a los mexicanos, ¿qué ofrecen?
Dirán que incurren en altos costos. Falso. Todos sabemos que mucho se hace vía electrónica y que su costo de operación por cada operación después de pagar por las plataformas informáticas, es prácticamente cero.
Las licencias bancarias son un privilegio que otorgamos los mexicanos para que fluyan recursos para crecer nuestro país. Los bancos son negocios muy redituables y de poco riesgo en México. Si la dichosa competencia y eficiencia neoliberal no ha podido mejorar la banca comparándola a otros países, entonces se debe actuar decididamente. No basta con que hayan bajado las comisiones en México, comparativamente de manera internacional, seguimos siendo un fracaso en acceso a banca y crédito.
En 1991-1992, Carlos Salinas de Gortari reprivatizó la banca. ¿Privatizar para beneficiar a quiénes? A los mexicanos no, de los 7 bancos más grandes en México, sólo Inbursa y Banorte son nuestros.
Plan México. el plan de la soberanía económica mexicana.
La soberanía económica de nuestro país no solo se construye con infraestructura y recursos naturales, sino también con instituciones financieras que respondan a la prosperidad compartida.
El Plan México debe incluir un contundente apartado de lo que se espera del sector financiero, o en su defecto, hacer efectiva la regulación que se aplica en cualquier sociedad que entiende que prestar servicios financieros es un privilegio, no un derecho.