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Morena y su péndulo

El péndulo de las elecciones suele moverse de izquierda a derecha y viceversa. Sin embargo, en el México de la Cuarta Transformación hay otro tipo de péndulo que se mueve a dos velocidades distintas: uno es la de Ciudad de México, que gozó durante décadas de gobiernos de izquierda y politizó a las clases medias. Probablemente las politizó más que a las clases populares, que seguían sufriendo bajo prácticas corporativistas debido a la herencia de los liderazgos perredistas cuya manera de ganar elecciones todavía no es desterrada de la Ciudad de México.

Mientras tanto, en el resto del país, la izquierda avanzaba a pasos accidentados. En Jalisco, desde 2015 y la fundación de Morena, la izquierda se había dejado de agrupar en un débil PRD que estaba capturado por el infame grupo Universidad. La izquierda también se había agrupado en manifestaciones y movimientos sociales en contra de las reformas de Peña Nieto, pero estos movimientos siempre tuvieron una fuerte tendencia a no institucionalizarse.

Los que estaban mejor organizados tenían demandas puntuales de sus participantes, que no iban lo suficientemente lejos como para apuntar hacia lo que se comprobó en 2015 y 2018: para transformar las condiciones imperantes en Jalisco es necesario capturar el poder político. Por ello, parece sorpresivo que la izquierda haya perdido terreno en la Ciudad de México mientras ganó muchos espacios gubernaturas, diputaciones y alcaldías en el resto del país.

Ante la pretendida ‘tercera opción’ de Movimiento Ciudadano, que decidió no aliarse al PRIANRD al menos en su discurso público y en las boletas, Jalisco es un laboratorio para analizar varias cosas que la oposición está cocinando para competir con Morena:

  1. El uso de rostros jóvenes y atractivos arropados en una buena comunicación mercadológica.
  2. La creación de un producto electoral regionalista que avance en las urnas usando la xenofobia y el chauvinismo existentes en las capas aspiracionales de Nuevo León, el Bajío, Jalisco y la Ciudad de México.
  3. Presentarse como una opción moderada, hablando de temas progresistas como el aborto y el matrimonio igualitario, sin tomar acción alguna al respecto o desde la debilidad legislativa para nunca tener que hacer realidad las promesas de derechos identitarios que supuestamente defienden.
  4. La operación electoral con triangulación y blanqueo de recursos financieros, como lo hizo Jalisco con el eje Campeche y Nuevo León.

En otra oportunidad hablaremos sobre cómo Morena debe alertar de estas técnicas a todo México, pero, sobre todo, crear la alternativa de gobierno y transformación que México necesita. Estos 4 puntos que mencionamos están construidos pasando por encima del Pueblo de Jalisco y Guadalajara, que lleva meses sin agua, está sumergida en una crisis de seguridad y, sin saberlo, está financiando a Movimiento Ciudadano en otros estados de México con el desvío millonario de recursos, personal y activos del gobierno de Jalisco, que juega a la política con la vida de las personas, dispuestos a hacer lo que sea para oponerse a la 4T.

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