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Morena y su presencia internacional

En la Medicina, de la exactitud del diagnóstico depende la eficacia del tratamiento. Lo mismo sucede en algunos fenómenos sociales.

A raíz de la toma del poder de Donald Trump, el tema de los migrantes se ha puesto en el centro de la discusión. Nadie puede objetar la autonomía de los países respecto a su política migratoria. Sin embargo, el problema se agrava ante un tono abiertamente discriminatorio y lleno de odio con lo que peligran los derechos humanos.

Tenemos millones de connacionales viviendo en los Estado Unidos. Si hacemos un diagnóstico serio, veremos que en la época de los gobiernos neoliberales, el interés por generar una economía interna sólida que fomentara la repartición racional de la riqueza fue casi nulo. A consecuencia de ello, la cantidad de migrantes aumentó. Lejos de entender el fenómeno en su complejidad, los gobiernos trivializaban este hecho y jamás asumían su responsabilidad por procurar un modelo económico y social que fuera fuerte en lo nacional para aminorar la migración forzada.

Como un claro ejemplo de ello, los presidentes de la época cuando viajaban al vecino país del norte lo hacían en medio de impresionantes protocolos de seguridad, evitando al máximo tener contacto con los paisanos “de a pie”, por miedo a las merecidas rechiflas y reclamos. Se tenían que esconder en consecuencia por lo mediocre de sus resaltados.

En el sexenio anterior eso terminó. Con el expresidente López Obrador fueron todo lo contrario. En un clima de optimismo y reconocimiento a su esfuerzo como gobernante, la comunidad mexicana manifestaba su beneplácito. Nuestra presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, ha recibido este legado y seguramente lo hará crecer. Esto no es gratuito: “Amor con amor se paga”. Recibe lo que ha ofrecido: respeto, honestidad, trabajo y sentido del orgullo nacional.

Desde que inició la Cuarta Transformación, (antes de tener el poder) de manera natural y orgánica los mexicanos residentes en el extranjero sintieron la necesidad de agruparse para impulsar un proyecto que por fin vería por la transformación nacional. En las principales ciudades de Estados Unidos existen comités de Morena, que de manera constante se reúnen para fomentar los lazos identitarios pero también para informarse de lo que sucede en el país y desde el exterior de forma activa ser parte de este segundo piso de la transformación.

Ante el actual reto, se vuelven todavía más importantes, ya que fungen como pilar para el cuidado y la protección y como contención ante los posibles excesos.

Por supuesto, la embajada y oficinas consulares son quienes deben encabezar la defensa de los derechos humanos y el respeto legal hacia los mexicanos. Su labor es insustituible, no en vano nuestra presidenta ha sido enfática en ser oportunos, sensibles y valientes en la atención de las peticiones de nuestros migrantes. De manera proactiva se informa de los derechos elementales y se ofrece protección permanente.

Sin embargo, la labor de los comités de Morena como monitor y extensión del movimiento permite ir más allá y convertirse en una gran alarma de denuncia y una ayuda constante que informe y recuerde desde la organización popular cuáles son nuestros derechos como migrantes.

Debemos recordar cuántas veces sea necesario que la 4T necesita una reflexión permanente y pedagógica pues su fin último es formar ciudadanos éticos y felices. Por ello, nuestra presencia política debe inculcar el sentido de orgullo respecto a los grandes aportes a la vida económica, política, social, cultural y académica que hacen nuestros migrantes para sortear los vendavales del odio y construir (como ya sucede en muchos casos) una sociedad democrática y humanista.

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