Desde que el Presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a la mesa la propuesta del “Gas Bienestar” han existido un sinfín de voces que se han inclinado a expresar su descontento. Se han leído las más grandes líneas proféticas, que ni el mismísimo Nostradumus pudo haber expresado, como: “Así inició Chávez…”, “Quitarán a las empresas privadas…” y algunas llegan al extremo de predecir escenarios: “Habrá un mercado negro de venta de gas…” y así, una tras otra. Ninguna podría estar más alejada de la justa realidad.
Empecemos por explicar 2 conceptos indispensables para entender lo que significa el gas para una sociedad. Primeramente, está determinado como un bien con demanda inelástica, es decir: ante un aumento en los precios del gas, la necesidad de consumo seguirá siendo la misma. Segundo, no existe un sustituto en caso de que los consumidores quisieran elegir una opción distinta.
¿Recuerdan la reforma energética de Enrique Peña Nieto? Esta liberalizó el mercado en pro de buscar una reducción de los precios a través de la competencia de mercado. La teoría indica que debe haber información completa del mercado para los entes que participen, así como capacidad de producción de forma igualitaria, de tal forma que puedan competir y esto reduzca los precios. Bueno… Esto no sucedía en los mercados mexicanos y, contrario a ello, condenó a PEMEX a establecer una necesidad de compra a las gaseras estadounidenses en una proporción mayor al 60%. He aquí el primer error.
La reforma también obligó a PEMEX a reducir su producción de gas de 2013 a 2018 en casi un 30%, lo que aumentó aún más la dependencia con el extranjero. Aquí radica el segundo error.
Hasta aquí, hemos evidenciado las fallas de la reforma y cómo impactan en el precio del gas. Sin embargo, déjenme analizar cuál ha sido la lógica utilitaria de las gaseras mexicanas. Muy importante: no hay que olvidar que tenemos una dependencia de más del 60% con las gaseras de EE. UU..
Analicemos ahora el comportamiento de 2 empresas gaseras en los periodos de 2014-2020, en específico las utilidades. ¿Por qué? Por un lado, México tiene como referencia el precio spot de Mont Belvieu (precio referencia para comercio) y, paralelamente, las utilidades de dichas empresas nos pueden dar referencia de cómo esto puede afectar a los precios, así como lo que sucede cuando el libre mercado se aplica en un entorno de competitividad eficiente. De acuerdo con Bloomberg, las utilidades de Exxon de 2014 a 2016 tuvieron una reducción del 13.3% al 6%, recuperaron terreno en 2017 del 11% y en 2018 del 12.6%; en 2019 vuelven a tener reducción, siendo el 2020 el año en que tienen utilidades negativas (-10%). Chevron en 2015 registra ganancias del 13.6%, bajando hasta 2016 a utilidades negativas (-0.1%), subiendo en 2017 y 2018 hasta el 12.3%, pero en 2020 vuelven a tener utilidades negativas del -0.4%. Esta pérdida de utilidades tiene una correlación directa con Mont Belvieu, reitero, el precio referencia internacional. Lo que podemos deducir es que, en Estados Unidos, los precios al consumidor se ajustaron conforme al mercado, generando pérdidas a las empresas gaseras, lo lógico.
¿Qué sucedía en México? De 2016 a 2021, el precio subió en 88% durante ese periodo. Lo que nos lleva a deducir que las gaseras en México habían formado un ‘Oligopolio de Colusión’. Se habían elevado los precios a conformidad de estas empresas sin importar si el precio internacional bajaba.
Ahora que tenemos la foto completa, resulta vital concluir:
- La entrada de “Gas Bienestar” generará competencia a través del aumento de la capacidad productiva de PEMEX.
- La fijación de precios semanales podrá evitar la colusión en los precios al consumidor por parte de las gaseras mexicanas.
- A falta del resolutorio de la COFECE, hay suficiente evidencia para poder aprobar la fijación de precios dado el mercado oligopólico.
- Las medidas antes mencionadas no atentan a las ganancias de privados. Se han encontrado zonas en las que el precio a venta superaba en 60% el precio referencia.
- Los precios semanales han sido calculados para poder cubrir almacenamiento, distribución, precio referencia y utilidades por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Nadie va quebrar.
Y lo más importante de todo, tendrá un impacto benéfico en los ciudadanos más necesitados de nuestro país. ¡Échenle coco!