71 años del derecho al voto de la mujer mexicana
Hace apenas 71 años que en, nuestro país, las mujeres conquistamos—porque sólo fue posible gracias a que nuestras ancestras lucharon para conseguirlo— el derecho a votar, pero también a ser votadas… y tuvieron que pasar esos mismos 71 años, para que por primera vez en México una mujer, la Doctora Claudia Sheinbaum, ocupe la Presidencia de la República, alcanzándose además la integración paritaria en el Congreso de la Unión, así como se conquistaron los derechos de gobierno en las gubernaturas, en este caso, con 13 mujeres en las gubernaturas. Sheinbaum no llegó sola, porque es producto de una lucha histórica, es resultado del compromiso de millones de mujeres y porque, más allá de cuestiones partidistas, la llegada de una mujer en la Presidencia de nuestro país representa los ideales de millones de mexicanas y mexicanos que aspiramos la igualdad. Pese a todos los logros, aún existe una agenda feminista en el ámbito político que integra retos tan importantes como dar cabal cumplimiento al mandato de paridad, establecido constitucionalmente para la integración de todos los cargos de elección popular, incluyendo, en su momento, al Poder Judicial.
Por ello es necesario ponderar la trascendencia de la primera reforma constitucional enviada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo al Senado de la República, que fue aprobada por unanimidad al ser una iniciativa que vela por la libertad y la dignidad de las mujeres, reformando la Constitución Política en materia de igualdad sustantiva, perspectiva de género, derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y erradicación de la brecha salarial, y que sin duda forma parte del compromiso de campaña de nuestra Presidenta: velar por la libertad y dignidad de las mujeres. Serán reformados siete artículos para garantizar la lucha contra las violencias, la paridad sustantiva y la igualdad salarial y laboral, con el firme objetivo de lograr cambios estructurales en todos nuestros ámbitos de vida.
En cuanto a nuestra participación en la vida política, existe ya un marco normativo que nos protege e impulsa, pero sin duda hace falta que las mujeres, de forma organizada y sororal, estemos vigilantes de las reglas y los mecanismos para que, efectivamente, se integren el mismo número de mujeres y de hombres, en los cargos que será electos, y que esta condición sea garantizada para todos los cargos de elección popular. En esta conmemoración, reafirmemos que es tiempo de las mujeres, pues no sólo elegimos, sino que también somos candidatas y ocupamos los cargos y ello representa una y muchas batallas que después de muchas décadas, por fin ganamos… pero que en definitiva no sólo nos beneficia a las mujeres, sino a la sociedad en general.
Las sufragistas luchaban por el voto como un medio para acceder a la ciudadanía, pensaban que votar se nos permitiría ejercer otros derechos que en ese momento les eran negados y demostraron que no estaban equivocadas, porque en la actualidad ese derecho nos permite conmemorar 71 años de lucha, misma que dio lugar a que muchas mujeres ocupen espacios en la toma de decisiones y en el ejercicio del poder; pero debemos tener claro que la cultura y los estereotipos son poderosos, y esas son las barreras que debemos vencer, haciendo cotidiana nuestra presencia y ejerciendo nuestros derechos, para ser iguales en obligaciones y en derechos.
Hoy, nos enfrentamos a nuevos y grandes retos para construir, visibilizar y, sobre todo, materializar las agendas de derechos de las mujeres indígenas con discapacidad, afromexicanas, de la diversidad sexual y de las mujeres migrantes, no podemos permitir tener a ninguna persona agresora en el poder y debemos combatir las violencias. Existen temas sensibles que se deben atender mediante una agenda transversal, de cuidados, de seguridad, contra la violencia de género, contra la violencia política en razón de género. Las mujeres tenemos fuerza, tenemos que creer en nosotras y actuar, porque falta mucho por hacer para lograr que esa paridad numérica de verdad sea una paridad cualitativa, que se pueda imponer y que podamos tener injerencia… que logremos la igualdad sustantiva. Y para ello, una premisa es que, sin presupuesto, mucho de lo que se dice a favor de las mujeres, carece de sentido.
Tenemos mucho por hacer, pero sólo lo conseguiremos si trabajamos unidas y actuando con congruencia, dándonos ese acompañamiento que nos fortalecerá para seguir luchando por la conquista de nuestros derechos. Nuestra Presidenta no llegó sola… las mexicanas unidas lograremos transformar nuestro país.