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Una nueva óptica de los problemas globales: el discurso del Presidente en la ONU

Me gusta más lo que dice, que cómo lo dice. Con el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador me pasa lo mismo que con Cuauhtémoc Cárdenas; en general no me emocionan sus discursos. Me gustaba la parsimonia, la claridad de ideas y los planteamientos, pero, sobre todo —más en el Presidente de México— la forma como irrumpe y cambia los discursos, los paradigmas y los planteamientos que parecían imposibles de cuestionar hace solo pocos años.

Saco a colación esta primera percepción porque el Presidente, a nombre de México, como representante no permanente ante el Consejo de Seguridad de la ONU, dijo —palabras más palabras menos y en mi interpretación— que hace falta una manera diferente de ver la seguridad mundial. Fue a decir en la casa común y de frente a los gobiernos que las personas y empresas más ricas del mundo financien la paz; es decir, que los países no inviertan en armarse hasta los dientes para protegerse unos de otros. El enemigo no está en otro lado, el adversario no esta en la frontera. La absurda “guerra de las galaxias” de los Estados Unidos, la guerra fría, la OTAN y los muros —como el de Berlín, el fronterizo entre México y Estados Unidos, o el de agua entre África y Europa— son inútiles ante una desigualdad que provoca encono y rabia, y que alimenta a las más inútiles y peores estrategias del terrorismo mundial.

Las guerras son absurdas por todos lados y provocan sufrimiento y un desgarramiento brutal de nuestra maltrecha humanidad. Armarse para la paz es tan absurdo que millones y millones de dólares parecen ser insuficientes; en la sofisticación armamentista, solo las empresas sin escrúpulos son las grandes ganadoras ya que ponen a la humanidad en un riesgo del que tenemos que salir. Estar en pie de guerra cada cinco minutos no parece sensato. Recordé una pregunta que le hicieron a Albert Einstein sobre como sería la tercera guerra mundial —ante la posibilidad de que fuera una confrontación nuclear—, a lo que respondió: “No lo sé, pero la cuarta guerra mundial será a pedradas, en alusión a lo destruida que quedaría la humanidad

Shalom, Salam, paix, שלום, pace, ειρήνη, 平和, paz:  significan  lo mismo.  La paz no puede ser el espacio de tregua entre dos guerras, la paz tiene que ser algo más profundo que garantice la hermandad, la fraternidad, la convivencia, la concordia entre los individuos y las naciones. Por todo lo anterior, creo que el Presidente de México irrumpe justamente en ese lugar del Consejo de Seguridad, donde los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial quieren mantener un frágil equilibrio internacional y ser los policías del mundo. El discurso del Presidente de México significa un cambio de paradigma, que por cierto hace mucha falta.

Escuché con atención sus palabras y constaté que esos espacios no le son cómodos al Presidente; no obstante, él sabía la importancia de plantear sus ideas en ese lugar icónico e hizo el viaje para que su voz se escuchara directamente y, más allá de las acciones, opiniones, recomendaciones, críticas o valoraciones de los analistas políticos acostumbrados a un discurso desgastado e  inútil, plantea algo muy sencillo de comprender: la mejor garantía para la paz es aliviar la pobreza, combatir la corrupción y buscar una mayor equidad.

Por un momento le pido a sus críticos que escuchen sus palabras y la mesura de sus planteamientos: que las 1000 personas más ricas y las 1000 empresas más poderosas globalmente pongan el 4% de sus ganancias para combatir la igualdad no me parece mucho pedir. Algo tan simple como esto puede tener muchos impactos, incluso paralelos; por ejemplo: los fondos que se requieren para atender el cambio climático son pocos comparados con los beneficios que podemos obtener de un cambio de modelo económico extractivista, egoísta e inequitativo para los Pueblos y las naciones. 500 jets estacionados afuera del aeropuerto de Glasgow poco aportan a frenar las emisiones de gases efecto invernadero, de esa magnitud (o incluso más) es la solo.

Bajar 1.5° la temperatura promedio mundial sólo se logrará con voluntad política, sí, pero también con dinero y con un cambio de estrategia. Lo que planteó el Presidente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es un cambio de estrategia: combatir la guerra no con armas sino por la atención a la desigualdad mundial. Asimismo, pienso yo que la reducción de los efectos del cambio climático no se lo dará solo con “tecnologías fantásticas”. Se trata, en suma, de cambiar nuestros patrones de consumo y nuestra avaricia: si un rico gasta 20 veces más energía que una gente con pocos recursos, a lo mejor usar cuatro tantos de energía en vez de 20 o 1 de los más pobres, sería un buen promedio para amortiguar el cambio del clima necesario para resolver muchos problemas.  Por eso creo que el Presidente de México tiene razón, me quedo con eso

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