Tras el agotamiento y la presente crisis en que se encuentra hoy en día la democracia liberal, se necesita con urgencia buscar nuevas rutas para gestionar la vida de las naciones en el umbral del siglo XXI, caracterizado por representar retos significativos para las sociedades modernas, como la falta de representatividad y el desgaste liberal.
A efectos de los tiempos modernos, es necesario redireccionar el rumbo democrático de las sociedades hacia nuevas formas de ejercer la democracia para ampliar el ejercicio de la ciudadanía más allá de la simple acción de votar y ser votada. De seguir bajo este esquema, se está acortando el poder de la ciudadanía y se sigue asociando a la democracia únicamente como una práctica que corresponde directamente a los partidos políticos.
Las consultas populares, los referéndums y los plebiscitos representan la oportunidad perfecta para organizar de mejor manera a la democracia, ya que permiten a la ciudadanía seguir incidiendo a través de las urnas sobre los asuntos que le son de interés, generan cultura política a mediano y largo plazo —previendo un mayor involucramiento de la ciudadanía en los asuntos públicos— y, sobre todo, crean las condiciones propicias para construir poder ciudadano frente al ejercicio del poder gubernamental, consolidándose como un contrapeso necesario para la sana división de poderes.
La próxima consulta popular por realizarse el 1º de agosto representa una oportunidad grandiosa para iniciar una transición del modelo actual de la democracia mexicana hacia un modelo de democracia deliberativa, donde la ciudadanía sea el eje fundamental del nuevo modelo de gestión democrática que extender la participación más allá de los procesos electorales.
La consulta popular es un ejercicio que se debe asumir desde dos vías, la primera es a través del ejercicio del derecho a la memoria histórica de los pueblos —donde la misiva es no olvidar y recordar para no repetir— mientras que la segunda permite: accionar el derecho la memoria a través de un proceso de participación democrática directa donde la ciudadanía tendrá en sus manos el derecho a decidir sobre abrir procesos de investigación y reparación del daño.
Participar en la Consulta Popular es asumir la tarea de transitar en colectivo hacia una nueva gestión democrática, donde las y los ciudadanos serán el centro de la Democracia, la cual sigue erróneamente enfocada en la partidocracia. Entonces, el 1º de agosto, todas y todos a participar y a construir nuevas formas de ejercer, pensar y hacer democracia.