El 1º de junio viviremos un momento inédito en la vida pública de México: elegiremos directamente a quienes nos imparten justicia en Juzgados y Tribunales de todas las materias, incluyendo electoral, así como en la Suprema Corte; es histórico porque con pocos o muchos, esta renovación tendrá pie, y mi consejo es que salgamos a participar. Esto mejora cada vez más, pero sin ti no podemos lograrlo.
Hablemos de la elección federal; quienes hoy detentan los altos cargos del Poder Judicial de la Federación fueron designados por quien en ese momento era Presidente de la República y ratificados por el Senado o bien, el Consejo de la Judicatura Federal; en algunos casos, mediaron exámenes internos de la institución, pero en muchos más, ni eso; bastó con la venia de una sola persona, para un país de más de 120 millones de habitantes.
Es decir, no había oportunidad para que personas externas a dichas cúpulas, siquiera contemplaran la posibilidad de desempeñarse como impartidoras de justicia. Este método alejaba a las y los juzgadores de la ciudadanía y, muchas veces, los hacía vulnerables a intereses políticos, económicos y de élite.
Lo que viene constituye un nuevo paradigma en la designación de personas juzgadoras, a fin de consolidar la democratización de un Poder Judicial que durante mucho tiempo generó un servicio público, tal vez sí con muchos conocimientos jurídicos y experiencia, pero lleno de estereotipos, donde ese grupúsculo que se autodenominó #yosoypjf, pretendía hacernos creer que los únicos que estudian, se esfuerzan, merecen los mejores salarios o tienen las más altas responsabilidades del país, son ellos. Bajo tales falacias, salieron a mediatizar la entonces reforma, y a cuestionar la relevancia de la voluntad popular.
Una vez vencidas todas esas barreras, se supo que el texto constitucional, hoy tiene por objeto democratizar la justicia, pero ¿cómo? Considero que el solo hecho de involucrarse para conocer los perfiles de quienes participan, cómo se expresan, qué piensan, cuál es su experiencia, permite vislumbrar qué harán estando en esos espacios; y no se trata de atender promesas de campaña, sino de verificar sus antecedentes, no solo profesionales. Por ejemplo, si además de vasto nivel educativo y trayectoria laboral, tienen una manera honesta de vivir, son padres y madres presentes, o buenos vecinos, con un nivel de vida acorde a sus ingresos, ello, hablará mucho de quién es el ser humano profesionista, detrás del encargo, y cómo responderá y cuidará tu derecho de acceso a la justicia.
Todo lo anterior, obrará en su favor para generar confianza en la ciudadanía, legitimando todo lo que implica tan alta encomienda, con cada una de sus acciones.
Otra cosita que trajo la reforma son las campañas, y aunque puede tornarse pesado, son necesarias; al respecto, no quiero dejar de evidenciar un detalle. Seguro has visto en redes sociales que todas las personas candidatas suben fotos caminando, visitando lugares y hablando con la gente. Eso, es parte de lo que nos hereda un gran líder social, quien siempre dijo que lo más importante era el pueblo, escucharle, mirarle. Recuperando en la memoria de México, que “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. Ahora quienes aspiran a impartir justicia, tendrán una visión distinta de la realidad social que antes solo resolvían en papel.
Hoy, les invito a votar el 1º de junio de 2025, podremos ejercer libremente un derecho, cuyo acceso costó décadas de lucha; no salgamos sin antes buscar algunos perfiles (te dejo un enlace donde puedes encontrar toda la información profesional y educativa de cualquier persona candidata www://candidaturaspoderjudicial.ine.mx/), y ensayar cómo se llenan estas boletas bastante peculiares.
Elijamos con mucha responsabilidad, analicemos los perfiles de los y las candidatas, no tienes que llenar toda la boleta, pero sí seleccionar aquella (s) persona (s) que te genere (n) empatía, incluso echa mano de las redes sociales, de todos modos, ya le dedicamos gran parte de nuestra vida a Tik Tok, Instagram, YT, X y Facebook. Mostremos que estamos preparada como ciudadanía, a asumir esta nueva manera de democracia, con total responsabilidad e interés.
Finalmente recuerda, no votar significa abandonar la posibilidad de construir lo que te incide a ti, es como dejar que alguien ajeno a casa, nos haga la despensa y nos ponga a comer cosas insanas o que no nos gustan. Esta elección, afectará directamente tu vida, tus derechos, libertades y el tipo de justicia que recibirás; es la forma más directa de exigir un cambio y defender lo que crees justo, construyendo un país más democrático y equitativo.